La
sequía prevista este año demandará la inversión de unos 20 millones
de dólares al gobierno boliviano para asumir acciones inmediatas
para frenar sus efectos, pronosticó este jueves el Servicio Nacional
de Riego (Senari).
De acuerdo con el informe científico, este fenómeno afectará a
Bolivia de manera más intensa que el año pasado, reporta Prensa
Latina.
El director del Senari, Omar Fernández, explicó que una
inspección realizada los anteriores tres meses en cuencas, ríos y
tomas de agua, a nivel nacional, concluye que existen dos efectos
claros derivados del cambio climático.
En primer lugar se apreció la intensificación de lluvias en la
región oriental del país, y al mismo tiempo la escasez de agua en
todo el sector occidental.
Este año, a comparación de 2009, hay menos lluvia, en las
inspecciones a las zonas de los valles vemos que uno de los sistemas
de riego más grandes de la zona, la Angostura, tiene menos 80 por
ciento de agua que el año pasado, dijo.
Fernández dice que los registros son similares en el altiplano,
pero además, la mayor parte de las represas han sufrido un
decremento del preciado líquido.
Además, las lluvias excesivas en el oriente destrozaron tomas de
agua y ahora necesitan reparación.
Habrá una escasez de agua este año, y esto se va a hacer sentir
desde fines de agosto, por lo cual los gobiernos departamentales,
municipales y el mismo gobierno nacional tienen que hacer un
esfuerzo y tomar acciones, señaló.
En 2009, las sequías que se registraron desde octubre afectaron a
más de 30 mil familias en unos 80 municipios del país, especialmente
en el altiplano y el Chaco, donde se perdieron cultivos y ganado.