.—
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, llegó hoy a esta
capital en una visita que el gobierno griego califica de histórica,
porque debe distender las relaciones bilaterales e impulsar el
intercambio económico.
En su primer día, Erdogan se reunió con el presidente griego
Karolos Papulias y posteriormente con su homólogo Giorgos Papandreou,
al cual comentó que Papulias calificó su visita de histórica,
criterio ratificado por el premier anfitrión.
Ahmet Davutoglu, canciller griego, fue más elocuente al conversar
con periodistas, a quienes aseguró que la visita de Erdogan a Atenas
es una revolución porque Turquía no sólo va a minimizar las
tensiones con Grecia, sino también maximizar la cooperación de
manera que no hayan razones para nuevas tensiones".
Entre los temas de la agenda de dos días, están el estrechamiento
de los lazos económicos, el análisis de las violaciones del espacio
aéreo griego por la aviación turca en el Mar Egeo, una reducción
mutua de armamentos, la situación de la minoría musulmana en Chipre
y el camino de Turquía hacia la Unión Europea (UE).
La delegación oficial turca está compuesta por 320 personas,
entre los cuales se encuentran 10 ministros y personalidades
gubernamentales, que integrarán con sus contrapartes griegas un
consejo de cooperación, y empresarios que asistirán a un foro de
negocios en busca de identificación de intereses mutuos.
Trascendió que se firmarán unos 20 acuerdos y convenios
bilaterales, los cuales pudieran incluir la prospección petrolera en
el Mar Egeo, que es compartido por ambas naciones.
Sobre esta zona, escenario de conflictos armados, el primer
ministro turco declaró: "el Mar Egeo no debe ser un mar que nos
divida, sino que nos una y si este principio prevalece, será un mar
de paz, porque ambos países trabajaremos en función de la
solidaridad y la paz .
Interrogado sobre la crisis griega, Erdogan dijo "tener certeza
que Grecia la va a superar y se recuperará, pero debemos ser
pacientes".
La visita del premier turco se produce en momentos de estallidos
sociales a causa de las medidas de ajuste, calificadas de
draconianas por los sindicalistas, impuestas por la UE y el Fondo
Monetario Internacional, como condición de la ayuda de 110 mil
millones de euros en tres años, monto considerado de inédito en
ámbitos comunitarios.