La persistencia de la rebeldía del dirigente Omar Quesada, quien
se niega a pedir licencia en el gobernante Partido Aprista Peruano,
por un escándalo de corrupción, mantiene en crisis a la vieja
organización, reporta Prensa Latina.
Quesada, secretario general institucional del aprismo, ratificó
anoche su desafío al pedido del presidente Alan García de que deje
el cargo, demanda aceptada con resistencias por el secretario
general político, Jorge del Castillo, también afectado por similares
problemas.
El dirigente desairó exhortaciones del primer ministro, Javier
Velásquez, y otros parlamentarios y dirigentes apristas, para que
siga el camino de Del Castillo, quien será investigado por el
Ministerio Público y eventualmente por el Congreso de la República.
Cuando su partido y la prensa esperaban su pedido de licencia,
Quesada sostuvo anoche una reunión con un grupo de apristas, tras la
cual descartó la posibilidad de pedir licencia o renunciar y, según
una versión periodística, tendría el sorpresivo apoyo del presidente
García.
Quesada renunció el mes pasado a la presidencia del organismo de
formalización de la propiedad (Cofopri), tras revelar la prensa que
entregó a un elemento ligado al aprismo un terreno valorizado en 12
millones de dólares a cambio de menos de cinco mil dólares.
En este país vivimos un Estado de derecho, quien tiene que
demostrar la culpabilidad es quien acusa, y a mí nadie me acusa, ni
siquiera los implicados o denunciados por la Procuraduría, afirmó
desafiante.
El dirigente es señalado por quienes consideran imposible que no
se hubiera enterado de una operación de tal magnitud y otras de
tráfico de tierras en diversos puntos del país, aunque él alega que
no podía estar al tanto.
El primer ministro Velásquez había dado ayer por descontado que
Quesada pediría licencia, porque para los apristas el interés del
partido está por encima de cualquier aspiración personal. Según
diversos analistas el control de daños por la crisis de corrupción
consiste en licenciar a Del Castillo y Quesada para que sean
investigados con celeridad por el Ministerio Público y los
tribunales ambas instancias bajo fuerte influencia gubernamental,
según diversas denuncias.
De esa manera, los escándalos causarían el menor daño posible al
gobierno y al aprismo y hasta podrían salir librados de condena los
dos dirigentes, anotó una fuente aprista en el anonimato.
Del Castillo admitió haber hecho gestiones a favor de un
empresario petrolero con quien hizo un ventajoso negocio
inmobiliario, en 2008 renunció al cargo de primer ministro por tener
contactos con una red oficialista de corrupción y registra
operaciones financieras bajo sospecha.