Tras la papa, surco sembrado

JUAN VARELA PÉREZ
juan.pvp@granma.cip.cu

Lo peor que puede sucederle a cualquier entidad de la agricultura es tener tierras vacías durante largos periodos. Y máxime si son áreas cultivables y poseen condiciones ideales para evitar las fatídicas "zonas de silencio" en el ciclo productivo.

 Foto: Jorge Luis González Disponer de suficiente semilla y de calidad es algo imprescindible para poder llevar la siembra de otras viandas y hortalizas tras la cosecha de papa.

La agricultura de La Habana, objeto de duras críticas en pasados años por no aprovechar las bondades que proporcionan el riego eléctrico y los residuos del fertilizante utilizados en la papa, mantiene en este 2010 buen ritmo de siembra en fincas donde hace unos días se cosechó el tubérculo.

Por los cuidados y la sistemática atención que la papa recibe, esas áreas mantienen buen grado de limpieza, lo cual aligera y economiza la preparación de los suelos para el fomento de nuevas plantaciones.

Hasta el pasado día 22 de abril, entidades del Ministerio de la Agricultura habían sembrado, tras recolectarse la papa, 1 681 hectáreas y 1 215 estaban en proceso. Otras 671 tendrán la misión de producir maíz para sustituir importaciones.

Por fortuna esta no es ninguna experiencia nueva; se trata de una "veterana" ineficiencia extendida más de lo debido. Fueron largos e injustificados baches que a todos perjudicaron. Ojalá que todas las empresas hayan tomado conciencia real de lo que esto representa.

Al momento de esta evaluación las empresas agropecuarias del territorio, pertenecientes al Ministerio de la Agricultura, habían recogido la papa en más del 80% del área total a cosechar: 4 057 hectáreas.

Si esta organización no se viola en los días que restan de saque La Habana, mayor productora agrícola del país, habrá cubierto otro eslabón importante en lograr la permanente explotación de tierras habilitadas para dejar una verdadera riqueza alimentaria.

Esto mejora la economía empresarial, impide tener tierras "muertas" buena parte del año y pone en manos de los que acondicionarán los suelos para la siguiente campaña de papa, áreas con menos hierbas, lo cual ahorra tiempo, combustible, equipos y herbicidas.

El ingeniero José Manuel Martínez, subdelegado de la Agricultura en La Habana, informó a Granma que el grueso de las variedades —todas propias de la estación veraniega— que ocupan esa superficie, corresponde al llamado ciclo corto. Puntualizó que en tierras paperas de rotación siembran malanga y yuca, de ciclo largo.

El boniato y la calabaza, dadas sus características, ocupan lugar de preferencia en este empeño por suministrarles a los habaneros, en los próximos meses, esos y otros productos mediante la siembra escalonada.

Corresponde en lo adelante a los trabajadores y técnicos de los diferentes colectivos aplicar las medidas que aseguren el rendimiento de esos cultivos. Son, en parte, los que complementan la distribución en la etapa de verano y su presencia en las tarimas evitará la ausencia de viandas y hortalizas muy demandadas.

Explicó que entre las diez empresas paperas de la provincia sobresalen en este compromiso las de Artemisa, San Antonio y San José.

Aunque el programa supera lo realizado en igual etapa del 2009, apuntó, el gran reto y compromiso radica en tener "cerrados" para el 10 de mayo todos los surcos en los campos liberados de papa.

 

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