La capital japonesa inició este jueves un ambicioso proyecto para
reducir en seis por ciento sus emisiones de dióxido de carbono (CO2)
con la aspiración de convertirse en la vitrina ambiental del país,
reporta Prensa Latina.
La iniciativa del alcalde Shintaro Ishihara obliga a las grandes
empresas y fábricas, cuyo consumo sea mayor al millón 500 mil litros
de petróleo al año, a disminuir sus emanaciones contaminantes.
Tokío es la capital financiera y el mayor centro político del
país, con una población de 13 millones de habitantes y su aporte en
gases de efecto invernadero sólo representa el cinco por ciento del
total japonés, pero su situación debe influir en las medidas que
adopte el resto.
Se espera que en el plazo de un año más de mil 300 firmas,
grandes oficinas, hoteles y hospitales, habrán tomado las medidas
para garantizar la reducción de 12 millones de toneladas de CO2 de
los 60 millones que produjo la capital de la segunda economía del
mundo en 2007.
El plan de los capitalinos comenzó hoy con el año fiscal 2010 y
llegará hasta 2015, según fuentes de la alcaldía.
Cuando se cumpla ese plazo el recorte de los gases debe alcanzar
el ocho por ciento con relación a los niveles de 2002 y 2007, señaló
a medios de prensa Yuri Arata, encargado de medio ambiente en la
urbe.
Las autoridades del país están comprometidas con la comunidad
internacional a reducir en 25 por ciento sus emisiones de efecto
invernadero en 2020 con respecto a 1990, uno de los aspectos más
controvertidos y que aún no asumen otras naciones.
El proyecto también contempla medidas coercitivas y si las
empresas no cumplen podrán ser multadas.
No obstante, pueden comprar, a otras entidades, reducciones
logradas, pero en la fase posterior deberán lograr la meta en sus
plantas.