Raúl Pérez Ureta, Premio Nacional de Cine 2010

Tras las luces y las sombras del cine cubano

Cecilia Crespo

El Premio Nacional de Cine fue otorgado ayer en la Sala Chaplin al director de fotografía Raúl Pérez Ureta, quien ha estado tras las luces y las sombras, plano a plano, de medulares cintas de nuestra cinematografía.

Poseedor de un innato instinto para recrear la atmósfera visual del filme, ha fotografiado algunas de las más emblemáticas películas cubanas de las últimas dos décadas. Para muchos es, en su especialidad, el más prolífico del Instituto desde que comenzara a trabajar en 1961 como asistente de cámara de animación en Dibujos Animados.

En 1965 se traslada al Noticiero ICAIC Latinoamericano donde, como camarógrafo, realizó alrededor de 800 ediciones junto a Santiago Álvarez. Más de 50 documentales como operador de sonido y camarógrafo, y su trabajo con importantes directores como Fernando Birri, Gerardo Chijona, Orlando Rojas, Arturo Sotto, Ruy Guerra, Daniel Díaz Torres y Fernando Pérez, con el que ha realizado casi toda su obra, han hecho de su trayectoria una de las más destacadas en el panorama fílmico latinoamericano.

Sus últimos trabajos han sido la recién estrenada cinta Martí, el ojo del canario, de Fernando Pérez y Boletos al paraíso, de Gerardo Chijona, que aún se encuentra en etapa de postproducción. Durante su fructífera carrera ha recibido, entre otros galardones, la Distinción Félix Elmuza, de la UPEC y de la Cultura Nacional; la Réplica del Machete de Máximo Gómez, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; siete Premios Caracol, el Coral de Fotografía en el XX Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, disímiles lauros como el de Mejor Fotografía en el Festival Internacional de Cine de Cuenca, Ecuador y el Premio India Catalina en su especialidad del Festival de Cartagena en Colombia en el 2000.

Habrá que referirse, entre sus méritos, a la importante labor pedagógica en la formación de nuevas generaciones de cineastas en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Aunque repita una y otra vez que el director de fotografía debe carecer de estilo y regirse por los requerimientos del director del filme, lo cierto es que Pérez Ureta ha logrado desarrollar un sello inequívoco y dejar su impronta en cada una de sus obras.

 

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