Ausencia no debe ser olvido

No habrá música cubana hecha en Cuba en el XIII Festival Primavera en La Habana

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

A pocas horas del comienzo del XIII Festival Internacional Primavera en La Habana, se advierte en la programación un notable vacío: por primera vez no habrá obras realizadas en Cuba durante el último lustro.

No puede haberlas porque la tecnología disponible en el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNMEA) y el Estudio Carlos Fariñas de Arte Electroacústico Musical, del Instituto Superior de Arte, desde hace algún tiempo rebasó su vida útil. En este último caso la incidencia se torna aún más sensible, puesto que los alumnos de Composición no pueden completar su formación curricular en este campo.

Es comprensible en estos momentos, y ante las dificultades materiales y financieras que afronta el país, la imposibilidad de una inmediata reposición de tales equipos, más si se tienen en cuenta necesidades mucho más perentorias incluso en el sector de la cultura.

Pero la obsolescencia de la base imprescindible para el procesamiento electroacústico no sobrevino de la noche a la mañana. Se veía venir mucho antes, desde el mismo comienzo de la década actual.

¿Falta de previsión? ¿Desatención jerárquica? El caso es que una de las zonas de la creación de mayor y bien ganado prestigio internacional de la cultura musical cubana se ha afectado gravemente y su ausencia en el Festival debe constituir tanto señal de alarma como motivo de reflexión.

No quiero pensar que haya pesado en la crisis la subestimación de un tipo de música que por su carácter experimental e innovador no clasifica entre aquellas de mayor impacto social. Ello sería como negar una parte sustancial de la naturaleza del arte, la que apuesta por la investigación y la búsqueda de nuevos lenguajes.

Pero tampoco se trata de un arte para élites. Hay que recordar, además, cómo tales hallazgos se han insertado con frecuencia en espacios de vasta resonancia pública, e incluso vinculados a la difusión de las ideas de la Revolución. Juan Blanco colaboró en la sonorización de la exposición Del Tercer Mundo, que hizo época en el Pabellón Cuba, en la animación auditiva de la fuente de Expocuba y en el acompañamiento a los murales El Día y La Noche, que Sandú Darié concibió para el vestíbulo del hospital Hermanos Ameijeiras.

De hecho en Cuba se puede hablar de una vanguardia que se anticipó incluso a muchos países desarrollados, a partir de la labor pionera de Juan Blanco y la muy temprana labor de los maestros Carlos Fariñas, Roberto Valera, Jesús Ortega, Juan Piñera, Calixto Álvarez, y hasta del mismo Leo Brouwer. La pasión docente de Fariñas en el ISA fructificó en la formación de al menos una veintena de aventajados compositores en el ISA a partir de 1989. El LNMEA, bajo la dirección de Enmanuel Blanco, no ha dejado de promover esa música contra viento y marea.

Esa vanguardia es altamente valorada en el mundo. En Bourges, ciudad francesa que cuenta con uno de los centros de referencia de nivel mundial en la música electracústica, la creación cubana sentó cátedra. En el 2001 la Asociación Internacional de Música por Computadoras realizó su Conferencia Mundial en La Habana. Y ahora mismo está a punto de celebrarse en la capital cubana la Asamblea General de la Confederación Internacional de Música Electroacústica.

El Festival Primavera de La Habana tiene una periodicidad bienal. Es nuestro deseo que cuando se convoque la cita del 2012 la electroacústica cubana recupere su esplendor

 

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