De las nefastas consecuencias de la guerra ya Sigmun Freud había
escrito, refiriéndose a como esta viola el Derecho Internacional,
derribando "cuanto le sale al paso, como si después de ella ya no
hubiera de existir futuro alguno ni paz entre los hombres"(...) "¼
una de las grandes naciones civilizadas se ha hecho universalmente
tan poco grata, que ha podido arriesgarse la tentativa de excluirla,
como ‘bárbara’, de la comunidad civilizada".
De acción psicológica significativa ha sido calificado el
bombardeo realizado por Estados Unidos contra Tokio, la capital
japonesa, el 9 de marzo de 1945, muy poco divulgado y opacado por el
también injustificado lanzamiento posterior de las bombas atómicas a
las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, que conmocionó a la opinión
pública internacional.
¿Por qué el Gobierno de EE.UU. ocasionó tanto sufrimiento? El
pretexto oficial —todavía defendido por algunos hoy día— fue una
mentira: que los bombardeos acelerarían la rendición de Japón,
pondrían fin a la guerra y salvarían vidas.
En realidad, Japón ya había expresado su deseo de salir del
conflicto y EE.UU. lo sabía. El jefe del Estado Mayor de las fuerzas
militares norteamericanas en ese momento, el Almirante William D.
Leahy, reconoció: "Los japoneses ya estaban derrotados y listos para
rendirse por el efectivo bloqueo marítimo y los exitosos
bombardeos".
EE.UU. ya había atacado a casi todas las otras ciudades de Japón
incluyendo a Tokio. La noche del 9 de marzo y la madrugada siguiente
de 1945, más de 300 bombarderos B-29 dejaron caer petróleo y después
casi 1 700 toneladas de bombas llenas de napalm sobre la capital,
destruyendo totalmente la zona este.
El terror fue apocalíptico. Tras detonar, los cilindros M-69
despidieron chorros de fuego de 30 metros (el primer tipo de napalm),
destruyendo casas de madera en barrios densamente poblados. El aire
recalentado creó un viento formidable, que atizó las llamas y
alimentó los incendios.
La cifra oficial de muertos fue 83 000, pero historiadores
coincidieron en que superó los 100 000, en su inmensa mayoría
civiles, mientras la página web de Mundo S.G.M., sitúa el número en
130 000.
Estos son hechos de los que se escribe y habla poco, pero que es
necesario recordar, porque es lo que el imperialismo ha hecho y está
dispuesto a hacer contra los pueblos.