Unos 240 actores formaron parte de la producción, realizada por
el Instituto Superior del Ministerio del Interior (ISMI) Eliseo
Reyes Rodríguez, Capitán San Luis. Entre extras y figurantes, el
número ascendió a 800. El resultado es una serie cuyos capítulos
exceden la hora y que iniciaron sus transmisiones ayer en el espacio
Tras la huella.
La frase que le da título, pronunciada por Abel Santamaría
durante el asalto al cuartel Moncada, "no resultó casual". Así lo
concibe el director de la serie, Rafael (Felo) Ruiz, para agregar
después que esa voluntad la tuvieron muy clara los revolucionarios
desde épocas tempranas.
El trabajo de investigación y asesoramiento histórico, que se
lleva a cabo generalmente en un principio, aquí devino constante.
También existe una mezcla de géneros, asegura el director. "Como
resulta una serie histórica acudimos a otros géneros para
auxiliarnos y ofrecer más información al espectador alrededor de los
hechos".
"Enlazar toda esa historia —afirma Nilda Rodríguez, guionista de
la serie— fue muy difícil, porque son muchísimos planes. ¿Qué
hicimos? Tratar de que no se repitieran las modalidades e ir
relatando la historia de la Revolución a partir de estos mismos
capítulos y de los personajes."
El capítulo 1 resultó bien discutido. Era el inicio, recuerda
Nilda, y había que encontrar una fórmula que "enganchara", que no se
rechazara por ser "un libro de Historia". Cómo lograr que las nuevas
generaciones recibieran un mensaje tan importante de una manera
atractiva fue búsqueda perenne.
"Estos momentos exigen un lenguaje nuevo. No podemos olvidar cuál
es el entorno de los más jóvenes, qué están mirando —no de nuestra
televisión, sino del mundo—. Uno tiene que ir buscando un término
medio: comunicar sin abandonar lo autóctono."
La guionista, que trabajó en series tan populares en su momento
como En silencio ha tenido que ser o Su propia guerra,
subraya que "hay que seguir luchando contra la mediocridad mental,
no tanto de recursos; irnos superando y buscando el lenguaje
adecuado". En ese sentido, "para mí esta serie constituye un paso de
avance", señala.
Muchos capítulos fueron sometidos a la consideración de los
estudiantes del ISMI, quienes participaron activamente en el rodaje
y hasta se dejaron crecer barbas durante tres meses para representar
a un rebelde o a uno de los "casquitos" de Batista.
Pero si bien no agradó a muchos encarnar a un soldado de la
tiranía, mucho menos simpatizó a Noel García representar al
terrorista Luis Posada Carriles. Su colega, Adria Santana, también
cargó con un personaje negativo: Polita Grau, una mujer que dedicó
su inteligencia a planes tan macabros como la Operación Peter Pan.
Mientras, el personaje que interpreta Roberto Perdomo simboliza a
muchos que durante casi sesenta años han trabajado por la seguridad
del líder de la Revolución. Al actor le pareció un reto profesional
y artístico incorporar a miles de rostros —incluso anónimos— que
pierden diariamente horas de sueño, placer, diversión y tiempo con
la familia, porque deben cumplir con esa responsabilidad.
"Deviene importantísimo y necesario (que los más jóvenes puedan
ver esta serie). ¿Cómo sabes a dónde vas a llegar si no conoces de
dónde vienes? Si a la juventud no le das, no la alimentas, no la
enriqueces de su pasado reciente, ¿qué base tiene esa juventud para
construir?"
Nada es perfecto y se sabe. Aun así, el capítulo 1 de la serie ha
dejado a la mayoría un sabor a novedad. Una presentación
vertiginosa; momentos reflexivos que recuerdan más al cine que a la
televisión; fotografía cuidada y, en general, una factura de
respeto, pueden mover el tablero a favor de esta producción. En todo
caso, como afirma su director, será el público quien diga la última
palabra.