Nominación de candidatos

Predominio de la responsabilidad

Susana Lee

Desde el pasado 24 de febrero comenzó en todo el país la nominación de candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, el primer acto electoral del actual proceso de elecciones al que estamos convocados más de 8 400 000 cubanos.

En los encuentros efectuados hasta el momento, ha predominado la responsabilidad con que los participantes han hecho sus propuestas y votado por su candidato, en no pocos casos mediante la ratificación del delegado en funciones, como prueba del respaldo a su gestión y del interés de la comunidad por mantenerlo. En otros casos, en los cuales por diversas razones hay insatisfacción con el desempeño del actual representante, se aprecia la búsqueda de alguien que con virtudes, méritos y capacidad, sume disposición y posibilidades para representar a los votantes en los próximos dos años y medio.

Los últimos mandatos han sido particularmente difíciles. Lo saben bien los elegidos y también la inmensa mayoría de los electores. El próximo no lo será menos. La escasez de recursos materiales para encarar disímiles situaciones seguirá condicionando el quehacer del delegado, aun cuando se elija al más capaz. Asimismo, existe en muchos la conciencia y la comprensión de que se puede hacer más si se aúnan voluntades, no se deja solo al delegado, direcciones y entidades administrativas lo apoyan, y la Asamblea Municipal jerarquiza su atención para que pueda resolver, responder o explicar los reclamos de la población.

Si la célula básica de toda la estructura del Poder Popular es la circunscripción, cuya concepción y funcionamiento convergen esencialmente en la figura del delegado, debemos reconocer su autoridad y defender su prestigio.

En nuestro proceso electoral, cada ciudadano mayor de 16 años con derecho al sufragio, tiene la facultad de proponer o ser propuesto, nominar o ser nominado, elegir o ser elegido, sin más requisito que sus cualidades.

De ahí la fortaleza de las elecciones en Cuba y el alcance de nuestra participación. También, la importancia de la asistencia, consciente y responsable, a las asambleas de nominación de candidatos.

Oportuno es, en este instante, recordar aquel pensamiento martiano con el cual el Apóstol nos ratificaba: "Todos creen útil a uno; uno es nombrado por todos, nombrado realmente por el bien hecho, por la confianza inspirada, por la doctrina propagada, por la esperanza en lo que hará".

 

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