PUERTO
ESPAÑA.— Los países del Caribe examinan las posibilidades de
desalinización del agua marina y de la siembra de nubes para
soportar una escasez de lluvia que amenaza la economía regional, y
que fue anunciada por los científicos hace más de un año.
En Santa Lucía y Trinidad y Tobago existen, incluso penas de
privación de libertad para los consumidores que violen las medidas
que limitan el uso del agua: exclusivamente a beber, cocinar e
higienizarse.
En un informe científico presentado en el 2007, durante una
conferencia en Barbados, el especialista Bano Mehdi citó
advertencias científicas sobre la aparición de esta sequía.
Desde Trinidad y Tobago, en el extremo sur del Caribe, hasta
Jamaica, en el norte, los gobiernos imponen racionamientos para
soportar la drástica caída de reservas en ríos, lagos y embalses y
algunos, como Guyana, bombean fondos para ayudar a los agricultores
a superar el trance.
"Hasta ahora tenemos más de 4 000 hectáreas de arroz en peligro,
también ganado, sobre todo en las tierras interiores adonde no
llegan las lluvias", dijo el ministro de Agricultura de Guyana,
Robert Persaud.
"En
estas fechas del año pasado estábamos con lluvias más copiosas que
las que causaron inundaciones en el 2005. Los efectos del cambio
climático están afectando muy seguidamente al país", agregó. Algunas
comunidades de Guyana no tienen suficiente agua para beber.
El primer ministro de Trinidad, Patrick Manning, está convencido
del vínculo de esta sequía con el cambio climático. Su gobierno
busca ampliar la única planta desalinizadora del país para evitar la
"excesiva dependencia de las fuentes superficiales de agua", dijo.
Según su ministro de Instalaciones Públicas, Mustafá Abdul-Hamid,
el nivel del agua dulce disponible "está muy por debajo de sus cotas
habituales para esta época del año". Las autoridades prohibieron el
uso de agua para lavar automóviles y regar plantas y césped.
El gobierno de Jamaica ha explorado la posibilidad de sembrar
nubes, un procedimiento para dispersar sustancias químicas en el
aire que actúen como condensadores, con el fin de aumentar las
precipitaciones en zonas bajo severa sequía.
El ministro del Agua y la Vivienda, Horace Chang, se reunió con
especialistas de la University of the West Indies para discutir esta
posibilidad, aunque se trata de un proyecto muy costoso.
En Santa Lucía, las autoridades emitieron el día 24 una
declaración de emergencia hídrica y advirtieron que quienes
contravengan las medidas de ahorro, pueden ser penalizados con
multas desde 1 110 dólares y al menos, seis meses de cárcel.
El decreto prohíbe emplear agua para regar jardines,
instalaciones deportivas y huertos, para almacenarla en tanques,
para llenar piscinas, "y para cualquier otro uso que no sean los
servicios domésticos básicos: beber, cocinar, lavar, limpiar y
bañarse".
Dominica, que se jacta de sus 365 ríos, ha advertido a la
población que la sequía puede empeorar.
Según lo que estableció el Instituto Caribeño de Meteorología e
Hidrología, con sede en Barbados, "vamos a experimentar una sequedad
severa por bastante tiempo. Si esto sigue, el nivel del agua será
muy bajo y no habrá presión suficiente para el suministro a muchas
comunidades", dijo el portavoz de la empresa de agua y saneamiento
de Dominica, Gwennie Dickson.
Por su parte, las autoridades de Antigua y Barbuda advirtieron
que, al ritmo normal de consumo, el agua del embalse de la represa
de Potworks no alcanzará para abastecer al país en marzo.