La interpretación del Mesías, de Georg Friedrich Händel,
en versión histórica, despidió al Octavo Festival de Música Antigua
Esteban Salas del escenario habanero. Una invitación a disfrutar de
lo antiguo y del sonido original abrió el paréntesis para presenciar
una obra que traspasó los límites del siglo XVIII, representativa
del estilo barroco europeo y que alude a la esperanza y la paz, al
decir de Miriam Escudero, musicóloga y alto del grupo
vocal-instrumental Ars Longa.
Con el propósito de acentuar el significado de una pieza que
sobresale por la monumentalidad de sus proporciones, se combinó la
proyección musical y escénica.
Una nómina de jóvenes integrantes del grupo Ars Longa y otros
invitados demostró su virtuosismo en el excelente trabajo de voces
que emplearon en la interpretación de los textos en inglés antiguo.
A pesar de que los instrumentos empleados en la realización de la
obra no se imparten en las academias, la velada demostró el interés
de los artistas cubanos por rescatar las tendencias de la música
antigua, una manera de enriquecer la cultura con la ejecución de
obras reconocidas en el mundo pero muchas veces ignoradas por los
jóvenes.
Un excelente acople entre las voces y la orquesta dio vida a un
suceso que resultó auténtico debido en gran medida, por la acertada
utilización de esos instrumentos antiguos, la dirección compartida
entre Teresa Paz (directora general), Ainel González (concertino) y
José Antonio Méndez (clavecinista) y la articulación del formato
sonoro con dimensiones de cámara.
El momento cumbre de la noche fue el canto unánime entre el
público y el coro del legendario Aleluya, final de la segunda
parte que hace énfasis en la misión redentora del Mesías.
Si bien muchos a través de la historia se han cuestionado por qué
este no fue el final escogido por Händel para concluir su obra, lo
cierto fue que el auditorio no escatimó aplausos al quedar concluida
esta jornada de encuentros y confluencias con la puesta memorable
del Mesías.