Instructores de Arte, agrupados en la Brigada José Martí, suman
su talento al importante suceso sociocultural conocido como Cruzada
Teatral, que recorre las serranías del oriente cubano en homenaje al
aniversario 157 del natalicio del Apóstol.
El trabajo del afamado proyecto de las artes escénicas
guantanameras, y la incursión de los referidos promotores, desde sus
propias comunidades, eleva al clímax la labor de reanimación que se
materializa en intramontanas zonas de esa región de la Isla.
Muchos de estos instructores, entre ellos Yoendris Almenares,
aseguran que en el surgimiento de su vocación influyó el impacto
suscitado por la Cruzada, que desde hace 20 años lleva lo mejor de
las tablas a la geografía rural.
Acreedora del Premio Nacional de Cultura Comunitaria en 1999, esa
iniciativa acoge a las agrupaciones teatrales guantanameras Guiñol,
Campanario y Teatro de Río, y a colectivos de otras regiones del
país y foráneos, motivados en formar parte de la experiencia.
Cada año la tropa juglaresca recorre durante un mes casi 400
kilómetros para ofrecer más de 200 actuaciones en centenar y medio
de localidades recónditas de los municipios de Guantánamo, Yateras,
San Antonio del Sur, Imías, Baracoa y Maisí.
En esta vigésima edición del periplo, iniciada este jueves, se
estrenarán varias obras para niños, como Los amigos de Narciso
-versión del cuento El gallo de bodas, de Herminio Almendros- a
cargo del Teatro Guiñol de la provincia.
Para el público adulto los grupos Ríos y Campanario, llevarán
también nuevas puestas en escena, entre ellas Ciento veinte monedas
y Siempre se olvida algo, esta última de la autoría del escritor
Virgilio Piñera (1912-1979), considerado máximo dramaturgo del siglo
XX en la Isla.
Junto a los artistas guantanameros compartirán el escenario
campestre los conjuntos nacionales Guerrilla de teatreros, de
Granma; Teatro de los Elementos, de Cienfuegos; y los extranjeros
Teatro de la luna y Nuestra gente, ambos de Colombia.