Granma ha recibido numerosas llamadas de lectores con dudas
sobre por qué denominar al 2010 como Año 52 de la Revolución, cuando
acabamos de festejar el aniversario 50 del triunfo de la histórica
epopeya.
Este es un asunto que hemos explicado en oportunidades
anteriores, pero que siempre provoca la necesidad de una aclaración.
Para esclarecer esas inquietudes debemos decir que el nombre
utilizado es correcto, pues efectivamente a partir de este Primero
de Enero nuestro proceso revolucionario comenzará a vivir el año 52
de su existencia, aunque el cumpleaños cerrado lo celebre en igual
fecha del 2011.
Quizás el siguiente ejemplo ayude a comprender mejor el asunto.
Al nacer un niño su primer año empieza a contar desde el propio
momento del parto, es decir, incluye ese y cada uno de los 364 días
siguientes, hasta completar el calendario de los doce meses. Y justo
desde ese instante comienza a vivir su segundo año.
Esta lógica indica que en el transcurso del 2010 estamos en el
Año 52 de la Revolución.
Cierto es que la denominación de los dos últimos años puede crear
confusión, pero cuando se analiza a partir de la anterior
explicación, ella sirve para aclarar lo de años y aniversarios:
2008, fue el Año 50 de la Revolución y 2009 el Año del 50
Aniversario del Triunfo de la Revolución.
El acuerdo de la Asamblea Nacional del Poder Popular es que la
denominación de los años se sigue por el número consecutivo, salvo
que haya algún acontecimiento o conmemoración especial que se quiera
hacer resaltar por su excepcionalidad. Eso fue lo que pasó con el
2009 que hubiese sido el Año 51 de la Revolución, de no existir la
evocación del extraordinario 50 Aniversario del Triunfo.