Frijoles en Jarahueca
Se convierte el norte espirituano en granero de referencia para
el país. Iniciativas locales y atención diferenciada salvan la
cosecha frente a una sequía implacable
Juan Antonio Borrego
YAGUAJAY, Sancti Spíritus.— Ni las discusiones dominicales de
Andrés Malanga, el más polémico pelotero de manigua de la región
central de Cuba, ni la leyenda del mítico Alfredo Reyes, barbero sin
igual en toda la Línea Norte, han dado a Jarahueca tanta fama como
sus frijoles negros.
La
zona sur de Yaguajay cuenta con envidiables condiciones
físico-químicas para el cultivo del frijol.
Así lo refieren los productores habituales, guajiros mansos que
heredaron la tradición del cultivo en esta época del año y mujeres
que regalan el favor de cocinarlos "siempre espesos y sin necesidad
de olla de presión", asegura Nena Díaz, una lugareña que parece
burlarse de sus 70 años.
Los frijoles negros llegaron a los campos de Jarahueca desde hace
más de medio siglo; sin embargo, su producción aquí viene alcanzando
un despliegue inusitado de un tiempo a esta parte, sobre todo, tras
la consumación de un programa de desarrollo patrocinado por el
Ministerio de la Agricultura, que ha convertido a la zona en granero
de referencia para el país.
Manengo
González: “Tenemos una tremenda campaña a pesar de la sequía”.
"Aquí tenemos una tabla de frijoles como no hay tres en Cuba",
dice Agustín Betancourt, presidente de la Cooperativa de Créditos y
Servicios (CCS) Felino Rodríguez, una de las agrupaciones campesinas
comprometidas con dicho proyecto, diseñado en bien del incremento de
las producciones locales y por tanto de la sustitución de costosas
importaciones.
UNA FRANJA PRIVILEGIADA
El sur de Yaguajay, desde Venegas y Perea, casi en los límites de
Ciego de Ávila, hasta Itabo, Jarahueca y Cuatro Caminos, en el otro
extremo, está favorecido por suelos pardos con envidiables
condiciones físico-químicas, ubicados en zonas altas y con
microclima seco, todo lo cual, al decir de Ernesto Herrera,
subdelegado de Cultivos Varios en Sancti Spíritus "es medicina para
los frijoles".
El
cultivo del frijol exige de exquisitas atenciones culturales y
permanente vigilancia.
Sin embargo, el propio directivo advierte que esta planta
necesita también de "nutrientes" no menos importantes, como la
atención especializada, el control oportuno de plagas y
enfermedades, el aprovechamiento óptimo de la época de siembra, el
riego en caso de que falte la lluvia y, muy especialmente, una
disciplina estricta por parte de los agricultores, cualidad que él
define como "cultura frijolera".
El beneficio de un paquete tecnológico que incluye aseguramiento
de la semilla, determinadas asignaciones de combustibles,
fertilizantes químicos, algunos pesticidas y medios biológicos como
el llamado Rizofó, dan mayor garantía al programa que —contrato
mediante— presupone la venta al Estado de la mayor parte de la
cosecha.
Es así como hoy día, en esta franja del municipio, se encuentran
en diferentes fases unas 70 caballerías (938 hectáreas), repartidas
en varias CCS, algunas CPA, y las Empresas Agropecuaria Obdulio
Morales, de Cultivos Varios Valle del Caonao y Pecuaria Venegas,
todas enclavadas en la zona.
El aporte de ellas resultó decisivo para que la provincia
sobrepasara este año sus entregas planificadas al MINCIN (908
toneladas de 847 previstas) y creciera unas siete veces en relación
con las liquidaciones del 2008.
NAVEGAR CONTRA LA SEQUÍA
Los agricultores de la zona, aun cuando se benefician de
privilegios naturales y también de asignaciones adicionales de
recursos, han tenido que navegar en los últimos tiempos contra un
mal tan dañino como el mismísimo monstruo de las siete cabezas que
emboscaba a los viajeros en alta mar: el efecto implacable de la
sequía.
La
preparación a tiempo de las tierras constituye el primer golpe para
asegurar la campaña.
No obstante, en los últimos tiempos, las plantaciones han logrado
mantener su vigor gracias a la "puntería" de algunos aguaceros
llegados en momentos clave y, sobre todo, a la bendición de los
pequeños embalses (tranques) construidos en la comarca, la mayoría
de los cuales hoy se mantienen secos.
"Ahora mucha gente está bombeando el agua desde el Caonao a los
tranques para luego regar, eso es más costoso por el combustible que
demanda y, además, a este paso también se nos acaba el río",
advierte José Manuel González, Manengo, presidente de la CCS Juan
Darias, uno de los pilares del programa en Jarahueca.
El otro recurso ha sido el de extremar las prácticas del laboreo,
especialmente con el uso de la tracción animal y la permanente
vigilancia ante el posible brote de plagas o enfermedades, que si
llegaran a surgir y expandirse por la sitiería, pondrían en riesgo
la supervivencia de las plantaciones.
UN YACIMIENTO A FLOR DE TIERRA
Manengo González tuvo certeza de la envergadura de la cosecha que
le venía encima a la CCS Juan Darias cuando William León, uno de sus
hombres, le mostró una planta de frijoles en fase de desarrollo nada
más y nada menos que con 41 vainas.
"Él tenía miedo de enseñarla por lo que se dice del mal de ojo",
bromea el presidente de la cooperativa, una agrupación campesina con
160 afiliados, la mayoría de los cuales se dedica desde hace mucho a
la producción de granos.
Uno de ellos, Reinel Tomé, está reconocido como el mayor
productor de frijoles para semilla en Cuba —el pasado año vendió a
empresas de Sancti Spíritus y Villa Clara más de 2 600 quintales— y
en la presente campaña dice que sus rendimientos deben mantenerse.
"Tenemos una tremenda campaña a pesar de la sequía, de la
inestabilidad con el combustible y del atraso en la asignación de
algunos productos —aclara Manengo—, pero esto no ha caído del cielo
ni nada que lo parezca, aquí los campesinos se prendieron duro,
noches enteras preparando la tierra y hubo gente que hasta sembró
descalza".
Lo dice y se vuelve hacia una "punta" de frijoles que no lo deja
mentir, una suerte de mina acaso más promisoria que aquellos
bolsones de petróleo aparecidos por estos predios hace más de medio
siglo, cuando buscadores de oro negro llegados desde el Norte
creyeron que El Dorado podía estar a las puertas de Jarahueca. |