Terapia de la risa

Freddy Pérez Cabrera

Provocar felicidad en los niños ingresados en el Hospital Infantil José Luis Miranda, de Villa Clara, constituye la razón de ser del psicólogo Omar Cruz Martín. A cualquier hora del día se le ve recorrer las diferentes salas, dejando a su paso una estela de simpatías.

 Foto del autor La mayor alegría de Yisel es encontrarse con el doctor Omar Cruz, director del proyecto para una sonrisa.

"Yisel me dijeron que no comiste ayer, y eso no puede ser. Te voy a poner un castigo por esa indisciplina", y en ese momento comienza a hacer su labor con la niña de 13 años, oriunda del poblado de Vueltas, quien sufre una afección oncológica.

Luego, Misladys, la madre, nos cuenta que la visita de Omar y las actividades realizadas por el grupo que dirige, constituyen los momentos de mayor alegría para la niña, en medio del aislamiento a que está sometida producto de su enfermedad.

Cerca del lugar está Eduardo Sigler Rodríguez, un infante que ha pasado la mayor parte de su existencia recluido en el pediátrico villaclareño. Su mamá Enma, residente en Encrucijada, cuenta que el bebé nació con una malformación congénita en el esófago, que ha puesto en peligro la vida del pequeño en innumerables ocasiones.

"Él nació con el proyecto. Fíjese si es así que la primera palabra pronunciada cuando aprendió a hablar fue Omar. Puede estar en la peor situación, sin embargo, le mencionas al doctor o algunas de las actividades que patrocina el grupo y ya se pone contento; emocionalmente es otro niño".

RESCATAR SONRISAS Y PROMOVER CULTURA

El 18 diciembre 1998, nació en Santa Clara el Proyecto "Para una Sonrisa", una noble idea capaz de atenuar el estrés y las nocivas consecuencias provocadas por las largas estadías en las salas del hospital "José Luis Miranda", a través de actividades pedagógicas, recreativas y culturales.

Cuenta el doctor Omar Cruz Martín que cierto día, mientras se encontraba en el pase de visita, junto a otro galeno, presenció una conversación entre este y la madre de un niño que había sufrido una fractura de médula, con pronósticos de quedar inválido de por vida.

La perturbada mujer preguntó al doctor por el futuro de las clases del infante, a lo que el médico respondió que lo más importante en ese momento era la salud de su hijo. "La mamá quedó complacida, pero yo no", asegura Omar, quien agrega que "en ese momento me dije ¿Y por qué la escuela no puede venir a donde está el niño?"

"Cuando un bebé caía hospitalizado perdía las enseñanzas de la escuela, el calor del maestro, la compañía total de la familia, a lo que se sumaba la enfermedad. Entonces nos debatíamos sobre cómo ayudar emocionalmente a esas personitas que ya habían cedido lo más preciado, la salud, e incluso, muchos de ellos no la recuperarían nunca", agrega el galeno.

A partir de ese instante, en medio de los duros años del periodo especial y sus nefastas consecuencias, comenzó a progresar la idea que ha tenido entre sus objetivos contrarrestar los niveles de agresión que representa el hospital y los tratamientos médicos para los pacientes, especialmente los crónicos y graves; disminuir en lo posible el riesgo de pérdida del curso, a la vez que contribuye al desarrollo del gusto estético y la formación de valores en el niño ingresado.

Luego el proyecto se fue enriqueciendo con otras variantes. Así nació la idea de potenciar la parte artística a partir de un programa literario que incluye la presentación de textos y escritores, y durante las Ferias del Libro montan un pabellón especial dentro del Hospital, experiencia única en Cuba.

También tiene lugar un programa de creación con instructores de arte, presentaciones de danza, teatro, música y cine, de modo que cada día de la semana esta garantizado la presencia de algún artista en las áreas del José Luis Miranda, a donde acuden los niños ingresados valiéndose de sillas de ruedas, camillas o por sus propios pies si les fuera posible.

Figuras tan reconocidas de la cultura nacional como Teresita Fernández, Liuba María Hevia, Verónica Lynn, Gerardo Alfonso, Pancho Amat, los elencos de La Sombrilla Amarilla y La Colmenita, el Ballet de Litz Alfonso y Rosita Fornés, entre otros, han actuado para los niños en espectáculos donde todos salen fortalecidos.

Otra vertiente de trabajo es la recreación mediante la promoción de juegos, celebración de cumpleaños y otras ofertas, a las que están vinculadas 27 empresas del territorio, quienes apoyan con juguetes, dulces, refrescos y otros recursos.

Por sus resultados, el proyecto "Para un Sonrisa" ha merecido varios lauros, entre ellos el Premio Provincial de Salud y de Cultura Comunitaria, así como un reconocimiento especial del Consejo Nacional de Casas de Cultura, aunque como dice su director, Omar Cruz, el mayor premio está en el corazón de los niños.

 

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