.— El viceministro de
Tierras de Bolivia, Alejandro Almaraz, confirmó el proceso de
recuperación de parcelas para ser entregadas a sus propietarios
originales, los indígenas guarayos de la oriental región de Santa
Cruz.
El funcionario explicó a la televisión privada PAT que se trata
de miles de hectáreas que estaban en manos de la familia del
acaudalado empresario Branko Marinkovic, de origen croata, y
acérrimo opositor del presidente Evo Morales.
Marinkovic, dueño de una de las mayores firmas de aceite, fue
hasta el 2008 presidente del comité cívico de Santa Cruz y como tal
encabezó duras protestas y toma de instituciones estatales para
desestabilizar al Ejecutivo.
Almaraz presidió la intervención a la hacienda, acompañado por
efectivos policiales luego que el Tribunal Agrario Nacional (TAN)
rechazara un recurso interpuesto por los afectados para impedir la
reversión.
Asimismo aseguró que la familia Marinkovic se adjudicó la
propiedad de 12 mil 500 hectáreas de manera fraudulenta.
Durante la intervención, dijo Almaraz, los funcionarios
encontraron a tres familias que estaban a cargo de la hacienda las
mismas que pasarán a convertirse en propietarios colectivos.
La hacienda tiene apenas 100 hectáreas sembradas y un centenar de
vacunos, según inspectores del Instituto Nacional de Reforma
Agraria, (INRA), el resto estaba sin sembrar.
De otra parte, Almaraz precisó que los antiguos propietarios
tienen tres días para desocupar el predio de manera voluntaria.
Otra hacienda de 14 mil hectáreas en la zona y que también
pertenece a la familia Marinkovic podría correr la misma suerte.
Distante 580 kilómetros al este de La Paz, la hacienda Yasminka
de propiedad de la hermana de Marinkovic fue revertida por el
gobierno en septiembre de 2007 que alegó fraude en los trámites.
En marzo pasado el INRA también revirtió cinco haciendas por poco
más de 36 mil hectáreas en el Chaco boliviano, a 620 kilómetros al
sureste de La Paz, al haber encontrado peones y sus familias en
condiciones de servidumbre.
El tema de la tierra es uno de los ejes centrales del programa
político del gobierno boliviano y fue centro de un candente debate
que ahondó la confrontación política hasta el año pasado.