Por
segunda ocasión en el año actores cubanos y norteamericanos
compartieron experiencias de trabajo en la escena nacional, esta vez
con el espectáculo teatral y audiovisual La entrañable lejanía,
propósito sostenido por cineastas, teatristas y músicos de ambos
países que tuvo su estreno por estos días en el Teatro Mella, con
motivo de la trigésimo primera edición del Festival Internacional
del Nuevo Cine Latinoamericano.
Primer trabajo del Proyecto por amor, de Los Ángeles, la
colaboración internacional tiene como hilo argumental la historia de
amor entre un científico estadounidense (Armando McClain) y una
doctora cubana (Yipsia Torres), no obstante contempla en su
trasfondo divisiones sociales, culturales y sobre todo políticas que
históricamente nos han separado como naciones. Con el mar como eje
central a través del cual se conectan y se encuentran los amantes,
el estudiado guión de La entrañable¼
resalta las distintas idiosincrasias a través de la música
cubana y anglosajona, las tradiciones religiosas y las costumbres de
la vida diaria en la ciudad. En el experimento, todo un conglomerado
de asociaciones artísticas, convergen diversos puntos de vista sobre
el cruce imposible de las fronteras y la necesidad de unidad o
acercamiento en todos los ámbitos. Referencias inmediatas a clásicos
de la literatura como Romeo y Julieta, y Don Quijote de la
Mancha también sirven de apoyatura para la puesta que se enlaza
de manera vívida y profunda con el público nacional, a la vez que
parece no pasar por alto ningún detalle relevante de nuestra
sociedad.
Sin embargo, más allá del guión, otros méritos contempla la obra
concebida especialmente para el público norteamericano. Sobre el
escenario un mundo simultáneo de imágenes cinematográficas de La
Habana contextualiza el espacio mediante tres pantallas gigantes en
las cuales se proyectan, además, las interpretaciones de los actores
cubanos. Así la interacción de los dos elencos acontece en un mundo
irreal, híbrido y tridimensional que se sirve de la factura
tecnológica para lograr conectar las presencias físicas en un lugar
común y realizar este espectáculo a manera de un filme que desafía
las distancias no solamente geográficas.
Resulta, sin dudas, La entrañable lejanía una pieza
alentadora para el entendimiento mutuo a través del arte, un puente
abierto y siempre bienvenido para la creación y, quizás, para el
público que fue creada una revelación sobre la necesidad imperante
de desterrar prejuicios.