Reparan el pedraplén
Cayo Coco, el primer camino construido para unir la isla de Cuba con
los cayos adyacentes recibe la terapia de hombres decididos a
prolongar la existencia de la obra
Ortelio González Martínez
CAYO COCO, Ciego de Ávila.— Evelio Capote Castillo, jefe del
Contingente Roberto Rodríguez —El Vaquerito—, no se ha alejado del
pedraplén Turiguanó-Cayo Coco. De una manera u otra, como sus
hombres, ha desafiado al mar, entre el salitre y esos bichos que
hinchan la piel.
Pasadas
más de dos décadas, el viaducto de 34 kilómetros de largo —17 sobre
el mar— es sometido a una intensa reparación.
Si de algo estaba seguro el viejo Capote era de que la llamada
obra de Fidel estaba bien plantada dentro del mar y perduraría en el
tiempo, pese a que la extensa lengua de piedra y asfalto vibra a
diario con el tránsito de unos 1 800 vehículos.
A la vuelta de poco más de 21 años, parado al pie del cartel que
anuncia las palabras del líder de la Revolución cubana de "Aquí
hay que tirar piedras sin mirar para adelante", uno percibe la
trascendencia de aquella hazaña.
LA HORA DE LOS ARREGLOS
Pasadas más de dos décadas, el viaducto de 34 kilómetros de largo
—17 sobre el mar— es sometido a una intensa reparación, valorada en
más de 27 millones de pesos, una parte de esa cifra en divisas.
Evelio
da los “toques finales” a una de las camisas utilizadas en la
fundición de los pilotes.
En septiembre del 2008 el huracán Ike no tuvo piedad ni con las
piedras y se ensañó contra la vía asfáltica que descose en dos a la
Bahía de Los Perros, al norte de la provincia de Ciego de Ávila:
arrancó de cuajo parte de la conductora que abastece de agua potable
a las 3 900 habitaciones del Polo Turístico Jardines del Rey y dañó
las estructuras de los 14 puentes, los cuales estaban expuestos a un
medio agresivo y necesitaban de una reparación.
Rubén Galván Hernández, jefe del grupo de inversiones del Centro
Provincial de Vialidad en Ciego de Ávila, confirmó que el programa
integral de reparaciones no solo prevé la parte constructiva, sino
también colocarle la capa definitiva de rodamiento a la carretera y
la conclusión de las defensas laterales, el acondicionamiento del
paisaje vial, las señalizaciones horizontales y verticales, las
escolleras (protección a ambos lados del pedraplén), y los aproches
(resguardo de los puentes), estos dos últimos a cargo del
contingente El Vaquerito.
Especialistas
de vialidad revisan los trabajos de encofrado en uno de los puentes.
El ingeniero precisó que hasta el momento esa fuerza ha vertido
más de 47 000 metros cúbicos de materiales, con un ciclo de tiro
superior a los 140 kilómetros, lo cual hace más engorrosas las
labores.
De igual manera, fuerzas del contingente Simón Reyes (ECOING-27)
realizan los trabajos de construcción civil en los viaductos.
Osvaldo Fajardo Córdova, ejecutor de obra, al lado del puente
cinco, rememora la noche que se tupió la bomba de inyectar hormigón,
o el día que se toparon con una casimba y hubo que vaciar 30 metros
cúbicos de hormigón, cuando una fundición normal solo llevaba seis.
POZOS EN EL MAR
Acostumbrados a cavar en tierra firme, los integrantes de una
brigada avileña de la Empresa Nacional de Perforación y
Construcción, perteneciente al Instituto de Recursos Hidráulicos,
esta vez horadaban en el mar.
La cuadrilla de 14 hombres es una familia bien llevada, que
alarga los atardeceres cuando de trabajo se trata. Durante cuatro
meses taladraron el lecho marino para fundir los pilotes sobre los
cuales van las vigas de los puentes.
Alfredo Matos Víctores, jefe de la brigada, saca cuentas y dice
que hasta ahora perforaron en el pedraplén 210 metros de pozos y
colocaron 174 metros de camisas protectoras.
Por lo que relata Rafael Fornari González, el mecánico del grupo,
el trabajo en los puentes se las trae. No oculta que su orgullo
principal es cuando la máquina anda a todo ritmo y va rompiendo todo
lo que aparezca a su paso, o casi todo.
"En una ocasión la barrena se estrellaba contra algo muy duro. No
avanzaba y resultó que se toparon con una capa de hormigón de alta
resistencia, de unos siete metros de grosor. Tuvimos que traer una
máquina rotopercutora (gira y golpea a la misma vez) Zahorí-1306,
hasta que logramos perforar el hormigón, después de una semana
dándole y dándole para llegar a los 20 metros de profundidad como
estipula el proyecto. Fue tan duro el trabajo que se nos desarmó una
máquina, pero allí mismo volvimos a componerla", comenta Fornari.
Con Evelio Reyes Jiménez me encontré en medio de la faena. Es el
único soldador de la brigada y responsable de fabricar las camisas
que abrigan o protegen el pozo para evitar derrumbes.
Por sus manos pasaron 174 metros de camisas fabricadas a partir
de láminas de acero para el pedraplén. Y todavía le quedan por
fabricar unas 132 para los restantes puentes que serán sometidos a
reparación.
Ni los pozos en el mar, ni los otros trabajos de envergadura
tienen un impacto negativo en el medioambiente. A decir de Adán
Zúñiga Ríos, director del Centro de Investigaciones de Ecosistemas
Costeros de Cayo Coco, las pequeñas afectaciones, lógicas en esta
etapa, han sido paisajísticas y no en el acuatorio, que se mantiene
totalmente recuperado.
Ello da luz verde para continuar con el programa de reparación
del primer pedraplén que llevó el desarrollo turístico a los cayos
del norte de Ciego de Ávila.
Cuando el mar cedió en su intento por imponerse a los hombres de
El Vaquerito, y la última piedra, la añorada, le dio la estocada
mortal, a las 6:45 de la tarde de aquel 26 de Julio de 1988,
quedaban atrás jornadas inolvidables de sudor y trabajo; de amor y
esperanza... de futuro, el mismo que prolongan hoy las fuerzas
encargadas de mantener la vitalidad de la obra. |