Santiago de Cuba es la capital de los coros, con la participación
de decenas de estas agrupaciones en un Festival Internacional que
muestra la fortaleza de la manifestación en Cuba.
La Sala Dolores acogió el concierto de apertura, donde actuaron
la Camerata Vocal Música Áurea, joven agrupación vocal santiaguera y
el Orfeón Santiago, decano de los coros cubanos.
Música áurea, dirigida por Delvis Sánchez, presentó un programa
con obras universales y cubanas de distintos estilos musicales
mostrando una interesante proyección escénica y sutileza en el
empleo de los recursos técnicos.
El Orfeón Santiago, bajo la tutela de Daria Sánchez, directora
asistente que con regularidad se presenta frente al coro desde el
2007, regaló un programa renovado con su característica brillantez y
cubanía.
Roberto Valera y el público felicitaron a la soprano Elizabeth
Ferrá por su interpretación de Iré a Santiago, obra que canta desde
su estreno por el Orfeón hace 40 años.
También el coro masculino Camerata Vocal Sine Nomine hizo
estallar la Sala con ovaciones por las interpretaciones virtuosas de
cada uno los temas de su variado repertorio.
Su armonía trasladó al público a través de la memoria musical
hasta el Medioevo, jugaron con el jazz más tradicional, exaltaron la
cultura roquera con obras de los Beatles y mostraron la autenticidad
de la música cubana.
El quinteto vocal femenino noruego Pitsj hizo gala de exquisitez
vocal con interpretaciones de música folclórica de su país, jazz y
bossa nova.
Noruega tiene una presencia importante en este Festival. Para hoy
se anuncia la presentación de la antología Narradoras Noruegas, en
tanto en el cine Rialto se presenta una muestra documental del país
escandinavo.