Benedetti en Casa

Madeleine Sautié Rodríguez

Una nueva edición de la revista Casa de las Américas acaba de ser presentada en la sede de la institución. Con el número 256 se identifica esta tirada que, como todas, incluye disímiles textos de diversos géneros y escritores del Continente.

La serie contiene en sus habituales secciones trabajos sobre Carpentier y Betances por solo citar algunos ejemplos. Aparecen temáticas, concernientes al área latinoamericana, tan atractivas como magistralmente abordadas.

Sin embargo, su primera propuesta en el sumario —Mensajes y seguidamente Recuerdos— referida a Mario Benedetti, anfitrión y a la vez visita de honor de la Casa, atrapa poderosamente la atención, al punto que algunos creen que la revista, que está dedicada a este extraordinario poeta y revolucionario, abordará exclusivamente al autor de Un padrenuestro latinoamericano.

Es por eso, y tal vez porque todo lo que se ha expresado sobre él no consigue traducir a las palabras la exacta significación de la huella legada, que el director del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, Eduardo Heras León, elegido para presentar el número, irrumpe en la ceremonia, con una sugestiva y paródica introducción al estilo de Exupéry cuando dedicaba su obra El principito a su amigo León Werth.

A muchos escritores y amigos del gran poeta uruguayo les ha sido imposible después de haberlo conocido y compartir con él enriquecedoras vivencias, dejar de escribir sus impresiones e impactos que han llegado a Casa a la par que nos lo regresa más dinámico que siempre. No es casual que, aun cuando tanto se haya dicho de él, apareciera una nueva biografía a cargo de Hortensia Campanella, con el perfecto título de Mario Benedetti. Un mito discretísimo y sobre la que se comenta en la revista.

Galeano, quien abre el grupo de comentarios, agradece a los dioses y a los diablos que le hayan otorgado el privilegio de ser su amigo, y lo cataloga como "el famoso humilde" que "nunca se creyó Mario Benedetti". La estadounidense Margaret Randall considera que "fuimos enriquecidos por ese hombre tan tierno como acertado que finalmente fue a reunirse con su amada Luz". El argentino Schavelzon le reconoce un ejemplo de humildad y coherencia intelectual y asegura que el mundo, hoy más que nunca, necesita de hombres como él. Muchos, refieren el bien ganado lugar que ocupa en los corazones de tantos uruguayos, latinoamericanos y españoles.

Recados, advertencias y cartas como la que le envía la española Carmen Alemany Bay, a la dirección "el sur del alma" hallará Benedetti en Casa al revisar esa correspondencia que ahora se enriquece porque nunca antes les fue más urgente a todos mantener con él las más estrechas relaciones.

 

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