Cuba afirmó hoy en la Organización de Naciones Unidas (ONU) que,
para avanzar hacia una cultura de paz, deben promoverse la
educación, el desarrollo económico y social sostenible, y el respeto
a los derechos humanos.
Pedro Núñez Mosquera, representante permanente de la Isla ante la
ONU, insistió en la importancia de impulsar la comprensión, la
tolerancia y la solidaridad, así como también, el respeto a la
cultura, historia, religiones e idiosincrasia de cada nación, reseñó
Prensa Latina.
El diplomático se pronunció ante el plenario de la Asamblea
General, donde se debate el tema "Cultura de paz", y un proyecto de
resolución para declarar el 18 de julio como Día Internacional de
Nelson Mandela.
Esa iniciativa pretende reverenciar a Mandela, excelso líder de
Sudáfrica en la lucha contra el apartheid y primer Presidente de su
país, tras la caída de ese régimen segregacionista.
Mosquera respaldó esa propuesta y recordó que los hijos de la
Patria de Martí lucharon contra el apartheid, el racismo y la
discriminación racial y combatió junto a los africanos por la
liberación y la libre determinación de sus pueblos.
El representante cubano llamó a rechazar toda acción que entrañe
prejuicios, discriminación, estereotipos, perfiles raciales y
difamación de religiones en contra de la dignidad humana, la
igualdad y la justicia.
También convocó a establecer compromisos y acciones para promover
la sostenibilidad del medio ambiente y eliminar obstáculos que
impidan la realización del derecho de los pueblos a la libre
determinación.
Destacó que el diálogo y el multilateralismo son la única opción
para enfrentar la globalización neoliberal y el unilateralismo que
intentan mantener a los países del Sur en el subdesarrollo e imponer
la homogeneización y el dominio sobre sus culturas.
Mosquera instó a acabar con un orden internacional basado en el
uso de la fuerza, la tecnología y el poder económico contra el más
débil y que distribuye de modo desigual la riqueza.
Añadió que no puede haber cultura de paz con el establecimiento
de bases militares en otros países, ni con otras nuevas, como hace
hoy EE.UU. en América Latina, con claros fines amenazantes e
intimidatorios.
Remarcó que debe respetarse también la diversidad de sistemas
políticos, sociales, culturales y religiosos, a fin de contribuir al
establecimiento de un orden mundial justo y equitativo