César Romero, vicepresidente del Consejo de la Administración en
Ciudad de La Habana, adelantó a Granma que estos trabajos son
coordinados de manera integral por los Grupos de Dirección para el
Saneamiento y el Ordenamiento del Medio, creados con ese fin a nivel
de la provincia y en cada uno de los quince municipios.
Entre las medidas puestas en práctica figuran la recogida de
desechos sólidos en el horario nocturno, en particular en aquellas
zonas donde existen contenedores, la supresión de salideros de agua
potable y albañales en la vía pública, limpieza de fosas,
desobstrucción de tragantes, y el mantenimiento de las áreas verdes.
Según señaló Romero, numerosos organismos están volcados a esta
vital tarea, la cual tiene el incentivo adicional de transformar la
imagen de la capital de Cuba, pues sus habitantes merecen un
ambiente saludable tal que se traduzca en calidad de vida. Además,
la ciudad recibe un alto porcentaje de los turistas que nos visitan
y acoge los principales eventos nacionales e internacionales
organizados en el país.
Reconoció la envergadura de las labores vinculadas al acopio de
la basura durante la noche —práctica perdida de manera
inexplicable—, y dijo que ahora estas han sido acogida
favorablemente por los trabajadores de Comunales y en el presente
son apoyadas por unos 85 camiones cedidos de manera temporal por el
MINAZ, junto con la incorporación de 17 vehículos colectores nuevos.
Mencionó como uno de los problemas a resolver el de la carencia
de contenedores, pues hay un déficit aproximado de seis mil. El
precio de uno nuevo se aproxima a los 200 dólares en el mercado
internacional, de ahí la importancia de que la población los cuide y
sean multados quienes los maltraten.
Aunque hoy el país está haciendo contenedores metálicos, la
prioridad va dirigida a reparar y recuperar una cantidad
considerable, sentenció el funcionario.
En el intercambio, donde también participaron Félix Torres,
delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en la
capital, y Luís Gómez, director provincial de Higiene y
Epidemiología, se puso de manifiesto el propósito de las autoridades
del Partido y del Gobierno de que la actual batida por la higiene
sea permanente, y no una campaña transitoria, como de manera
lamentable ha ocurrido en ocasiones anteriores.
El esfuerzo incluye la reparación, hasta donde los recursos
permitan, de redes sanitarias en las escuelas. En el afán de
inculcar hábitos higiénicos en los estudiantes desde los primeros
grados hoy es política orientada exigir en los planteles el lavado
de las manos con frecuencia, sobre todo antes de ingerir alimentos.
También el mantenimiento sistemático de las áreas verdes, pues
una simple tapa de pomo arrojada en el césped representa un
potencial hospedero del Aedes aegypti.
Un ambiente desordenado es propicio para la proliferación de
vectores transmisores de enfermedades. En cambio, cuando responde
toda la cadena: entiéndase depósito correcto de los desechos sólidos
por la población, recogida en los contenedores por parte de los
medios disponibles, e inspectores cumpliendo su función de control
en los casos de indisciplinas sociales; el entorno se favorece y las
familias ganan en salud y bienestar.
Queda entonces, quizás, el desafío más arduo para los cubanos: la
ansiada sistematicidad, para que la ejecución de estas labores sea,
por fin, realidad de todos los días.