El genio embotellado

Ronald Suárez Rivas

PINAR DEL RÍO.— Si creyera en cuentos de hadas, en vez de pegarle etiquetas, Gladis Gil seguramente se pondría a frotar las botellas en busca de un genio que le conceda el deseo de trabajar todos los días.

Fotos del autorDe no haber fallado el mecanismo para la recuperación de botellas, todo el ron que produce la fábrica saldría de esta manera.

Pero como ya no es una niña, no tiene más remedio que aprovechar cada jornada para ver si el mes próximo logra llevar a casa el salario completo.

Hasta ahora no hay nada que le asegure que la fábrica de ron El Valle, donde labora como etiquetadora, no volverá a parar por falta de botellas, obligando a enviar a sus hogares a una parte de los obreros en condición de "interruptos".

El problema se desató en el mes de mayo, y aunque se han buscado diferentes alternativas, desde el empleo de pomos plásticos hasta la entrega a granel, la reiterada carencia de envases ha llevado a apagar las máquinas más de una vez.

Fotos del autorNunca sabemos si al día siguiente tendremos dinero para trabajar, asegura Andrés.

Ana Alina García, directora de la industria, explica que en el 2008 aquí se logró embotellar el 86% del ron elaborado, algo que además de favorecer los indicadores económicos, permitió entregar a los consumidores una bebida de mayor calidad.

Con ese antecedente, se esperaba que a mediados de este año se estuviera envasando toda la producción, pero en lugar de crecer, han experimentado un notable retroceso. "Solo hemos podido embotellar el 55,9%", precisa Ana Alina.

"Ante esta situación hemos incrementado la venta a granel. No obstante, de esa manera los ingresos son tres veces menores", agrega.

Fotos del autorEl depósito de botellas de la fábrica de ron El Valle aguarda por la gestión de la Empresa de Materias Primas.

En varias ocasiones, la falta de contenido de trabajo no ha dejado más opciones que declarar "interrupta" durante la mitad del mes a una de las dos brigadas de producción. Y a pesar de que se han alternado las salidas entre una y otra para que la afectación sea pareja, el daño es inevitable.

La situación financiera de la industria no es menos complicada. En lo que va de año se han dejado de ingresar unos 318 000 pesos debido a la carencia de envases, un monto que, atendiendo a los niveles de botella que han recibido tradicionalmente, parece imposible recuperar.

"Ni siquiera en los ‘tiempos buenos’ Materias Primas nos envió la cantidad que necesitamos hoy para ponernos al día —comenta su directora. Además existe una implicación social. En una fábrica parada se pierde el concepto de colectivo. La gente no viene a trabajar con el mismo entusiasmo, y eso, en un centro de este tipo, es vital."

¿CULPA DE QUIÉN?

A la hora de determinar un responsable todo apunta hacia la Empresa de Materias Primas, la encargada de suministrar la mayoría de los recipientes que demanda la fábrica para su proceso productivo; sin embargo, aquí las cosas tampoco andan bien.

De un promedio mensual de 163 000 botellas, la recuperación decayó a 13 000 unidades en julio e igual cantidad en agosto.

Eduardo González, director de la entidad, explica que el declive comenzó a mediados de marzo, cuando se terminó el intercambio de materia prima por artículos alimenticios o para el hogar.

Luego de un mes y medio sin operar, los establecimientos donde antes funcionó el trueque, empezaron a abrir paulatinamente sus puertas como casas de compra.

La medida ponía punto final al sinsentido de buscar la reducción de importaciones y la protección del medio ambiente con el cambio de cristal y metales por productos cuyo costo tiene un alto componente en divisas. Mas el nuevo mecanismo arrancó con el pie izquierdo.

"El dinero que nos depositaban era insuficiente. Alcanzaba solamente para que las unidades de la capital provincial abrieran dos o tres días al mes. En el resto de los municipios, no podían trabajar", rememora Eduardo.

Tal inestabilidad implicó el desestímulo de quienes se dedican a recolectar materias primas, y ello a su vez provocó un descenso en la recuperación. La situación más crítica se da con las botellas de ron, a las cuales se les fijó además un precio inferior al que tenían en el sistema anterior.

¿ALGUNA SOLUCIÓN?

Para intentar atenuar el problema en torno a sus casas de cambio, a la Empresa de Materias Primas le quedaría la opción de pedir el auxilio de los CDR.

"En conjunto con la organización tenemos establecido un mecanismo para la recogida. Existe un ciclo según el cual nuestros camiones deben pasar una vez al mes por cada consejo popular", asegura el director de la empresa.

En los barrios, en cambio, la percepción es otra.

Ajena a la situación que viven la fábrica de ron y la Empresa de Materias Primas, Celia Tellería tiene en el patio de su vivienda dos sacos de envases que está dispuesta a entregar. Sin embargo, en la última reunión del comité le respondieron que si le molestaban en casa los sacara a la calle para que se los llevara el carro de la basura.

María Labrador, la activista del CDR, explica que "otra cosa no podemos hacer, pues hace mucho que no nos orientan recoger materias primas. La última vez fue el año pasado. Se demoraron tanto en venir a buscarla que los inspectores de la campaña contra el mosquito le pusieron una multa a la compañera que la tenía guardada en su casa".

Mientras tanto, en torno a la fábrica El Valle, encargada de abastecer la gastronomía y los mercados de Vueltabajo, continúa la tensión.

En las últimas semanas, la Empresa de Materias Primas ha logrado aumentar el acopio de botellas gracias a una mayor disponibilidad de dinero (todavía insuficiente) y la decisión de dedicarlo principalmente a adquirir los envases. Aun así, las cifras siguen siendo bajas.

"Antes aquí entraban diariamente no menos de 4 000. Ahora, en un día bueno, no pasan de 1 200", comenta Andrés Aguilar, tendero de una de las tres casas de compra que funcionan en la capital pinareña.

En adición a ello, la orden de destinar los fondos para la botella limita la recaudación de otras materias primas y desalienta a los que se dedican a la actividad.

Así le sucedió a Pablo León, quien después de caminar cerca de dos kilómetros para llegar a la casa de compra del reparto Maica con el propósito de entregar tres kilogramos de aluminio, tuvo que volver sobre sus pasos porque aunque había dinero, la indicación era gastarlo exclusivamente en botellas.

Nunca sabremos si después de salir de la tienda, Pablo tuvo ánimos para probar suerte al día siguiente, o si arrojó la bolsa con el metal reciclable en el primer contenedor de basura. Tal vez, el mismo donde Celia echará sus dos sacos de envases, para continuar acentuando un dilema que les toca resolver a los hombres, a menos que alguien consiga la mediación del genio de la lámpara... o de la botella.

 

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