.— El presidente
constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, expresó hoy un moderado
optimismo sobre el futuro del diálogo para resolver pacíficamente la
crisis política en su país.
Tengo fe en la humanidad y aunque existe el mal, el espíritu de
la justicia y el bien común van a prevalecer, dijo al ser consultado
telefónicamente por Prensa Latina en la embajada de Brasil, donde se
encuentra desde el pasado 21 de septiembre.
Las negociaciones fueron iniciadas el miércoles último por tres
representantes del estadista e igual cantidad del gobierno de facto,
en una ceremonia auspiciada por la Organización de Estados
Americanos (OEA).
Zelaya consideró que las pláticas son maniobras dilatorias de
quienes usurparon el poder mediante el golpe militar del pasado 28
de junio.
Creo en el diálogo porque es un instrumento de la civilización,
pero no creo en la voluntad política de quienes dan un golpe de
Estado, apuntó.
Agregó ser optimista siempre, aunque aclaró no tener ninguna
confianza en el tirano, en alusión al jefe del gobierno de facto,
Roberto Micheletti, quien asumió con la asonada castrense.
El estadista no puso plazos para una solución de la crisis. El
tiempo para nosotros se detuvo el 28 de junio, lo demás ha sido
ganancia, cada día se ha ido despertando la conciencia del pueblo
hondureño, apuntó.
Los participantes en las conversaciones, en su primer encuentro,
acordaron el miércoles último aspectos metodológicos y una agenda,
cuyo primer punto es la firma del llamado Acuerdo de San José.
El plan, propuesto por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias,
establece en su primer punto el retorno condicionado al cargo de
Zelaya.
El resultado de todo esto, va a ser una victoria para el pueblo
hondureño y una derrota para los golpistas, expresó el estadista.
Zelaya agregó que no puede asegurar cuándo sucederá y se tendrá
que mantener más presión por parte de la comunidad internacional.
El pueblo tendrá que mantener su resistencia, a pesar del
sacrificio, pero no será en vano todo este esfuerzo, subrayó.