Atesora
nuestra memoria teatral, en la dramaturgia de Eugenio Hernández
Espinosa, un teatro inspirado en la vida popular y las tradiciones
de la cultura sincrética. Su apropiación de las relaciones humanas a
través de conflictos sociales y culturales en la sociedad cubana
después de 1959 ha quedado plasmada en obras antológicas como
María Antonia, Emelina Cundiamor, Calixta Comité y
Mi socio Manolo, entre otras, que le han valido disímiles
reconocimientos a uno de los dramaturgos más importantes del Caribe.
Incansable
a sus 72 años, Eugenio, también Premio Nacional de Teatro 2005,
prepara para las semanas de octubre Cheo Malanga, un nuevo
monólogo con Teatro Caribeño, compañía que fundó en 1990. El nombre
de la obra, que tiene su estreno en la Sala Adolfo Llauradó, quizás
resulte familiar a los que desde 1988 han podido disfrutar de las
numerosas puestas en escena de Mi socio Manolo, también
interpretada recientemente por la compañía teatral Rita Montaner.
Escrita en 1971, la pieza comprende el reencuentro de dos viejos
amigos en medio de recuerdos y anécdotas que desatan, en el corpus
dramático, deformidades sujetas a la condición humana. Manolo y Cheo
Malanga, hombres de nuestra realidad, no escapan de las
frustraciones, rencores y complejos que subyacen furtivos en las
individualidades. Precisamente una relectura de la obra a través del
personaje de Cheo es el nuevo planteamiento del director, quien
accedió a explicar los motivos del unipersonal.
"Cheo Malanga surge a raíz de la antología que está
haciendo Alberto Curbelo sobre mis obras de pequeño formato en donde
están presentes los patakies y mi visión del mundo popular. Es uno
de los personajes más complejos y atractivos de mis obras teatrales,
sin embargo en Mi socio Manolo no se completa su imagen real.
Me resultaba interesante asumir sus antecedentes como personaje
dramático independiente de Manolo, quien alcanza la realización con
su muerte. La historia de Cheo era una incógnita y me di a la tarea
de hurgar en su personalidad."
No es la primera vez que Espinosa descontextualiza a sus
personajes para crearles una historia independiente, lo hizo así en
Masigüere —su primer monólogo— donde continúa la trama del
Carlos de María Antonia, un personaje que en su locura añora,
memoriza y escenifica toda una historia. Algunos personajes tienen
esa libertad, asegura.
"Existe algo que signa a Cheo como personaje involutivo y es su
negatividad. Cuando expresa: árbol que nace torcido jamás su tronco
endereza, no le concede la posibilidad del cambio a nadie, por lo
tanto no puede estar preparado para el presente y mucho menos para
el futuro. Las personas tienen la libertad de actuar y corregir sus
faltas porque es parte de nuestra psicología. A Cheo no le sucede
así y eso me daba la posibilidad del dogma, la oportunidad de
desarrollar una historia muy rica que, sin embargo, por sus
conceptos retrógrados le impiden trascender en la vida.
"Más que pesimista, pienso que es trágico en la medida en que los
enfrentamientos de su vida le resultan muy difíciles. Cuando llega a
su barrio todo ha cambiado, solo él se mantiene igual y ese elemento
se apoya, desde un punto de vista sensorial, con la reacción del
mundo que él quiere que exista y el mundo que ya existe. Hay quien
lucha por una realidad y no puede asumirla cuando la tiene delante.
Cheo no está preparado y toma conciencia de eso al final."
Para el director y escritor del monólogo, que trae de la mano el
actor Nelson González, resulta vital distanciar los dos roles cuando
escribe y dirige, tal es así que confiesa obviar sus propias
acotaciones. "Existe una separación diametralmente opuesta. En
Cheo las acotaciones no tienen nada que ver con la puesta. La
forma de construir ese mundo no es igual. Todo lo que le sucede al
personaje después de matar a Manolo está en su mente, el presente
inmediato es una realidad desde el punto de vista teatral que me
estimula más que las acotaciones escritas en el texto".
Sin dudas, Cheo Malanga también es otra de las obras de
Eugenio imposibles de separar del mundo popular al que el autor
declara pertenecer no como mero testigo ocular, "conozco sus códigos
y sus contradicciones, esa visión está presente en mi sensibilidad,
mi frustración y mi realización. La historia de este mundo popular
no ha concluido. Existen muchos matices y personalidades a las que
les presto atención diariamente. La visión popular complejiza la
trayectoria y aunque es cierto que muchas veces ha sido subestimada
porque se concibe partiendo de estereotipos, pienso que el problema
reside en la forma que se esgrime. Un buen manejo de los recursos
está lejos de presentarla como una visión empobrecida.
"Considero que hoy en día existen muchos Cheos —explica más
adelante—, a veces los obstáculos para avanzar son culpa de ellos
que, además, no tienen conciencia de lo que representan. No todos
los que llegan a nuestra edad reconocen en la juventud talento para
asumir responsabilidades."
Finalmente, ante la incógnita del resultado, Espinosa revela no
pensar en los efectos mientras monta una pieza, "nunca pienso en la
aceptación, incluso con María Antonia, mi obra más
reconocida, jamás pensé que iba tener esa dimensión. Siempre me
inclino por comunicarme, una necesidad que si logro se convierte en
mi mayor triunfo."