El Memorial Mártires de Barbados, en la ciudad de Las Tunas, se
mantiene como centro de denuncia al terrorismo internacional, desde
su apertura hace más de tres décadas para recordar las 73 personas
asesinadas el seis de octubre de 1976.
Como cada año, previamente a la conmemoración de la efeméride,
esta institución desarrolló una jornada científica que reveló
pasajes de la criminal voladura, en pleno vuelo, del avión que
transportaba al equipo cubano de esgrima que acababa de coronarse
campeón mundial juvenil, en Caracas, Venezuela.
La denuncia a Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, como
principales autores del hecho, y a otro conocido terrorista,
Guillermo Novo, por sus acciones contra territorio tunero, fue
analizada por los participantes.
El Memorial, otrora vivienda donde residía con sus padres el
esgrimista Carlos Leyva, ha sido sede también de eventos sobre la
lucha por el regreso a la patria de los cinco jóvenes cubanos
prisioneros en cárceles de Estados Unidos por luchar contra el
terrorismo.
En las salas de esta casa-museo se exponen las fotos de las
víctimas del sabotaje, documentos, diplomas, medallas ganadas en
eventos nacionales e internacionales y prendas personales de Carlos
Leyva y Leonardo MacKenzie, otro tunero víctima del atentado.
Fragmentos del fuselaje del avión caído en las costas de
Barbados, conservados en urnas de cristal, son evidencias elocuentes
del horrendo crimen.
Suman miles las personas que cada año visitan el Memorial, y su
colectivo de trabajadores lleva a escuelas videos sobre la
reconstrucción del sabotaje.
Otros cientos de niños han pasado por la academia de esgrima
construida en la parte posterior del Memorial, en cuya entrada le da
la bienvenida la escultura Nuestros Muertos Alzando los Brazos, del
matancero Juan Esnart.