"El
pueblo chino se ha puesto en pie". Con estas palabras comenzó Mao
Zedong la alocución al millón de personas que se reunió en la plaza
de Tiananmen para ser testigo de uno de los acontecimientos más
importantes en la historia de la humanidad: la proclamación de la
República Popular China el primero de octubre de 1949. Antes se tuvo
que librar una lucha de tres décadas por la liberación del país,
contra los colonialistas japoneses y las fuerzas reaccionarias de
Chiang Kai-Shek.
Recuerda el embajador Zhao Rongxian que China tuvo entonces que
iniciar una marcha hacia el desarrollo, larga y compleja, plagada de
obstáculos y no exenta de provocaciones de aquellos que no desean
verla convertida en una nación socialista próspera e independiente.
Así, el país pobre y atrasado de inicios del siglo pasado se ha
consolidado como una nación estable, fuerte, sólida y unida que
continúa avanzando en su indetenible proceso de crecimiento
económico y social, lo cual indica que China ha demostrado una sabia
e inquebrantable voluntad para persistir en la realización de un
proyecto de desarrollo socialista con características propias y una
política exterior pacífica y coherente.
Añadió que nada de esto se hubiese logrado sin la sabia
conducción del Partido Comunista y sin el apoyo consciente,
entusiasta y decidido del pueblo chino.
La nueva dirección, con Hu Jintao al frente, ha hecho suyo ese
importante legado teórico y práctico, segura de que no hay otro
camino posible que el de la victoria en medio de transformaciones
económicas esenciales.
Zhao hizo hincapié en el proceso de reforma y apertura iniciado
en 1978, que "marcó el inicio de la liberación de las fuerzas
productivas, lo cual permitió que se cumpliera anticipadamente en el
2000 la meta de cuadruplicar el valor per cápita global de 1980.
"El segundo paso, del 2000 al 2020, era volver a cuadruplicar ese
per cápita, es decir de 800 dólares a 3 200. El año pasado llegamos
a 3 000 y es posible que en este 2009 o el 2010, la meta se cumpla
con unos diez años de antelación. Ello hace que la vida del pueblo
sea más confortable.
"El tercer paso comprende hasta el 2050. Para ese entonces China
sería una nación desarrollada. Ese es nuestro propósito", afirmó.
Al referirse a la actual crisis financiera y económica, dijo que
afecta al país, pero que desde el pasado año se aplican medidas de
estímulo: "El Gobierno central ha invertido una gran suma de dinero
y este año hemos logrado ampliar la demanda interna y promovido las
exportaciones, por lo que se mantiene el desarrollo económico. En el
primer semestre se creció 7,1% y en el tercer trimestre, 7,9%, por
lo cual se espera alcanzar la meta del 8%".
Convencido, el diplomático subrayó que "el camino que ha tomado
el pueblo chino es el de la construcción del socialismo, que es la
línea más propia y necesaria en este proceso histórico, a fin de
lograr una nación próspera, civilizada, democrática y armoniosa".
Los enemigos del socialismo y de China en específico, no han
dejado de conspirar para subvertir ideológicamente y dar al traste
con el desarrollo de la nación asiática. En este contexto se
encuentran las conspiraciones separatistas, el aliento al
terrorismo, el tratar de sabotear la política de: "un país, dos
sistemas", etcétera. "Siempre hay gente que no quiere que China
logre ese desarrollo. Han puesto, ponen y van a seguir poniendo
obstáculos. Pero el pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista,
también está convencido de que desaparecerán esas trabas, tanto en
la construcción como en la exploración del camino hacia el
socialismo".
Al referirse a la más reciente sesión plenaria del Comité Central
del Partido, apuntó que "el tema principal fue el de la construcción
de la organización y cómo gobernar, cómo dirigir en beneficio del
pueblo".
En la parte final de la entrevista, el Embajador expresó que "los
vínculos entre Cuba y China constituyen un ejemplo de sinceridad,
transparencia y colaboración mutua, tal como han demostrado las más
recientes visitas del presidente Hu Jintao y otros dirigentes de
alto nivel.
Luego de expresar el repudio de su país a la decisión
norteamericana de continuar su criminal bloqueo, impuesto durante
décadas, destacó que ambas naciones, sus Partidos, Gobiernos y
pueblos, siguen unidos en la lucha por mantener en alto las banderas
del socialismo.