Los tiempos actuales de crisis financiera mundial, obligan a
alternar lo moderno y lo tradicional. Nuestro país posee suficiente
capacidad y experiencia para salir airoso y no dejarse vencer por
los problemas y las justificaciones.
Mediante un programa nacional de desarrollo, el Ministerio de la
Agricultura aplica medidas capaces de darle un vuelco a una
situación nada sencilla y apelar más a las soluciones locales.
Al cierre de mayo el organismo disponía de unos 265 120 bueyes
listos para trabajar, los cuales son capaces de suplir e incluso
superar a la maquinaria en infinidad de labores y cultivos.
El enfoque del programa, con propuestas de soluciones a corto y
mediano plazos, se caracteriza por su amplitud e integralidad al
profundizar en aristas favorables e insistir en cuanto pueda frenar
este proceso. Reclama, eso sí, el concurso individual y colectivo de
obreros agrícolas experimentados quienes, como el habanero Reinaldo
Martínez Dávila, nunca se apartaron del buey, y también de
organismos e instituciones y unidades productoras. Lo más importante
es ganar conciencia de que la tracción animal constituye opción
permanente, nunca pasajera.
El avance de esta fórmula exige —como ya se hace—, decisiones
para autorizar sistemas de pago que estimulen y motiven a boyeros,
domadores, herreros, arrieros, artesanos, fabricantes de implementos
y cuantos intervienen directamente en la tracción animal.
La falta de recursos básicos para las herrerías y la fabricación
de aditamentos y medios que protegen al buey y al hombre, deben
tener gradual respuesta en talleres y plantas, locales y nacionales.
Reinaldo, boyero de casi medio siglo, oficio heredado del padre,
considera que el uso de la tracción animal es lo mejor para atender
pequeñas parcelas, asistir en el cultivo a decenas de plantaciones y
transportar y acarrear productos y materiales en distancias cortas.
A diferencia de lo que muchos creen, esa labor —enfatiza
Reinaldo— exige amor, delicadeza y sensibilidad. Maltratar los
animales los predispone. Incluso llegan a familiarizarse tanto con
las voces de mando, que ante un inesperado cambio de boyero haría
falta un periodo de adaptación.
Coincide con otros colegas de la Cooperativa de Producción
Agropecuaria Rosa Elena Simeón, del municipio de Güines, en que el
tractor debe utilizarse solo en tareas no apropiadas para los
bueyes, entre ellas la roturación. La entidad dispone hoy de cuatro
yuntas y espera llegar a 10 en fecha no lejana.
Tan nobles animales suman muchas virtudes: ahorran combustible,
protegen el medio ambiente y los suelos, eliminan toda posibilidad
de compactación de la tierra, esa que ocasionan los equipos pesados
y pueden, sin originar daños, maniobrar en suelos húmedos. Es común
su presencia en sembrados de malanga, boniato, plátano, yuca,
frijoles y hortalizas, entre otros.
El propio Ministerio de la Agricultura admite que el
incumplimiento en la entrega de animales para formarlos y
prepararlos, y el hurto y sacrificio, son elementos recurrentes en
cada discusión sobre el tema.
Hay opiniones muy críticas en la base, matizadas por sugerencias
y propuestas encaminadas a que la masa crezca. De esto se desprende
la importancia de los mecanismos de control para evitar que ese gran
aliado del hombre padezca la brutalidad de los delincuentes.
Uno de los acápites del programa dado a conocer por el Ministerio
de la Agricultura afirma que la reactivación de tal experiencia no
puede verse asociada a una exigencia económica coyuntural, explicó
el ingeniero Pedro Sotto, director adjunto del Instituto de
Mecanización Agropecuaria.
Es algo que puede contribuir en cualquier tiempo, como sucede en
muchos otros países, al ahorro de insumos y al desarrollo de los
cultivos varios, frutales y granos.
La estricta disciplina, la adecuada explotación de los recursos y
el sentido de pertenencia, son piezas clave para materializar tales
aspiraciones. Esto no sería posible sin el concurso de la tracción
animal y sus anónimos y consagrados "operarios," esos que como
Reinaldo Martínez siempre han defendido, aun en época de más
recursos técnicos, la permanencia del buey en la agricultura cubana.