Apelo a la insurgencia una y otra vez para evitar cualquier conflicto, no sólo durante los días de las elecciones, sino para siempre, dijo Karzai en una rueda de prensa en el palacio presidencial.

Con la celebración de los comicios podemos traer la paz, la seguridad y el desarrollo, agregó.

Los opositores calificaron los sufragios como una farsa orquestada por Occidente y la insurgencia rechazó cualquier posible participación en un proceso de paz hasta que las tropas extranjeras abandonen el país centro asiático.

Se calcula que el costo de las elecciones, financiadas por Estados Unidos y sus aliados, ascienda a 230 millones de euros.

De acuerdo con organizaciones no gubernamentales, la deficiente seguridad puede facilitar el fraude generalizado en el proceso de votación.

Los rebeldes exhortaron a la población a boicotear los comicios, en los que se inscribieron 41 candidatos.

Entre los principales contendientes del mandatario afgano figuran dos antiguos miembros de su gabinete, el ex ministro de Relaciones Exteriores Abdullah Abdullah y el ex titular de Finanzas Ashraf Ghani.

Karzai fue colocado en el poder poco después de que Estados Unidos invadiera Afganistán en el 2001, luego, ganó los primeros sufragios celebrados en el país bajo ocupación extranjera.

El gobierno afgano es criticado por algunos sectores de la población que lo catalogan de débil y corrupto, incapaz de controlar la situación actual en la nación islámica.