Por lo menos así se ve el propio político italiano, quien en
reciente conferencia de prensa aseguró que sus coterráneos "me
quieren como soy, y no voy a cambiar".
La defensa del Premier ante los periodistas se debe a los
numerosos escándalos que le atribuyen por su cuestionada vida
privada, sobre todo a partir de la petición de divorcio de su
esposa, Verónica Lairo, en mayo último.
El multimillonario insistió. "Soy así, no voy a cambiar, los
italianos me quieren como soy, tengo 61% de popularidad".
Pero el asunto se le complica cada vez más, y revistas como la
católica Familia Cristiana señaló el 23 de junio que "todo tiene un
límite y el de la decencia ha sido superado".
En lo que va de junio se dieron a conocer numerosos escándalos
que lo vinculan con célebres fiestas donde participaron jóvenes y
prostitutas de lujo en sus mansiones privadas.
Al menos, eso es lo que dice parte de la prensa local, aunque
debo recordar que la otra es de su propiedad y, por tanto, se hace
de la vista gorda.
Aunque toda regla tiene su excepción y hace solo un par de días
Il Giornale, diario de su hermano Paolo, se sumó a las criticas,
provocando que el Premier pidiera que cesara la "barbarie" en su
contra.
Para Berlusconi, se trata de una campaña en la que "todo eso es
basura", afirma, y precisa que es un complot de sus enemigos
políticos para impedirle gobernar. Ya incluso hay quien asegura que,
de hecho, le impedirá realizar su aspiración de ser presidente.
Al mejor estilo de un famoso culebrón, cada día el italiano común
amanece con un nuevo capítulo. Por una parte nuevas denuncias, por
otra, la inmediata respuesta del Premier.
Una de las últimas críticas, registrada por la Fiscalía, fue el
testimonio de Patrizia D'Addario, quien aseguró a la prensa que
entregó a la justicia grabaciones y videos de los encuentros, en los
que se escucha, según ella, la voz de Berlusconi, quien le dice:
"Espérame en la cama grande".
Para hacer más espectacular este proceso, las noticias
registraron el incendio de un auto de Bárbara Montereale, una de las
jóvenes que asegura haber participado en las fiestas y considerada
testigo clave para esclarecer el asunto.
La prensa italiana ha difundido unas fotos en las que aparece el
ahora acusado rodeado de bellas jóvenes desnudas tomando el sol,
realizadas por el fotógrafo Antonello Zappadu, en la mansión del
propio Berlusconi, en Villa Certosa, en la región de Cerdeña.
"No sé que más van a inventar, todo será desmentido", agregó Il
Cavaliere, evidentemente a punto de perder la paciencia.
Acerca del intento de boicotear la presencia femenina italiana en
la Cumbre del G-8 convocada para los primeros días de julio en
Italia, el político de 72 años no mostró preocupación, sino que se
limitó a bromear con una de las suyas.
"Qué harían allá arriba sin mujeres? ¿Son homosexuales? La
próxima vez les traeré un par de show girls; mayores de edad,
claro".
Es decir, todo indica que el Premier cambió de táctica confiando
en "sus encantos". "Los italianos me quieren como soy: generoso,
honesto y fiable. Por eso no cambiaré", le citaron los medios a
finales de junio.