“Soy así, no voy a cambiar”

ARSENIO RODRÍGUEZ

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, es bueno, generoso, sincero, leal y cumple las promesas.

¿A punto de perder la paciencia?

Por lo menos así se ve el propio político italiano, quien en reciente conferencia de prensa aseguró que sus coterráneos "me quieren como soy, y no voy a cambiar".

La defensa del Premier ante los periodistas se debe a los numerosos escándalos que le atribuyen por su cuestionada vida privada, sobre todo a partir de la petición de divorcio de su esposa, Verónica Lairo, en mayo último.

El multimillonario insistió. "Soy así, no voy a cambiar, los italianos me quieren como soy, tengo 61% de popularidad".

Pero el asunto se le complica cada vez más, y revistas como la católica Familia Cristiana señaló el 23 de junio que "todo tiene un límite y el de la decencia ha sido superado".

En lo que va de junio se dieron a conocer numerosos escándalos que lo vinculan con célebres fiestas donde participaron jóvenes y prostitutas de lujo en sus mansiones privadas.

Al menos, eso es lo que dice parte de la prensa local, aunque debo recordar que la otra es de su propiedad y, por tanto, se hace de la vista gorda.

Aunque toda regla tiene su excepción y hace solo un par de días Il Giornale, diario de su hermano Paolo, se sumó a las criticas, provocando que el Premier pidiera que cesara la "barbarie" en su contra.

Para Berlusconi, se trata de una campaña en la que "todo eso es basura", afirma, y precisa que es un complot de sus enemigos políticos para impedirle gobernar. Ya incluso hay quien asegura que, de hecho, le impedirá realizar su aspiración de ser presidente.

Al mejor estilo de un famoso culebrón, cada día el italiano común amanece con un nuevo capítulo. Por una parte nuevas denuncias, por otra, la inmediata respuesta del Premier.

Una de las últimas críticas, registrada por la Fiscalía, fue el testimonio de Patrizia D'Addario, quien aseguró a la prensa que entregó a la justicia grabaciones y videos de los encuentros, en los que se escucha, según ella, la voz de Berlusconi, quien le dice: "Espérame en la cama grande".

Para hacer más espectacular este proceso, las noticias registraron el incendio de un auto de Bárbara Montereale, una de las jóvenes que asegura haber participado en las fiestas y considerada testigo clave para esclarecer el asunto.

La prensa italiana ha difundido unas fotos en las que aparece el ahora acusado rodeado de bellas jóvenes desnudas tomando el sol, realizadas por el fotógrafo Antonello Zappadu, en la mansión del propio Berlusconi, en Villa Certosa, en la región de Cerdeña.

"No sé que más van a inventar, todo será desmentido", agregó Il Cavaliere, evidentemente a punto de perder la paciencia.

Acerca del intento de boicotear la presencia femenina italiana en la Cumbre del G-8 convocada para los primeros días de julio en Italia, el político de 72 años no mostró preocupación, sino que se limitó a bromear con una de las suyas.

"Qué harían allá arriba sin mujeres? ¿Son homosexuales? La próxima vez les traeré un par de show girls; mayores de edad, claro".

Es decir, todo indica que el Premier cambió de táctica confiando en "sus encantos". "Los italianos me quieren como soy: generoso, honesto y fiable. Por eso no cambiaré", le citaron los medios a finales de junio.

 

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