El legado de Rosendo Ruiz Quevedo
OMAR VÁZQUEZ
omar.vc@granma.cip.cu
Con
la desaparición la última semana del compositor Rosendo Ruiz Quevedo
(La Habana, 17 de octubre de 1918), se perdió el protagonista de una
creación de singular importancia dentro de nuestra música. Desde sus
primeras creaciones —recuérdese la rumba Rataplán–plan–plan,
el afro Senseribó y la guaracha Saoco—, desarrolló una
vía muy personal y coherente de abordar creativamente nuestros
ritmos, aunque fue con sus obras dentro del filin y con sus célebres
chachachás que trascendió a nivel internacional.
Hijo de Rosendo Ruiz Suárez, uno de los grandes de la trova
tradicional, el ambiente familiar fue propicio para su futuro
desempeño. Cuando residía en Campanario esquina a Ánimas, visitaba
la casa del trovador Tirso Díaz y su hijo Ángel, en el Callejón de
Hammel, donde se vinculó a los llamados muchachos del filin y
escribió Hasta mañana vida mía (1945), que devino el tema de
despedida de aquellas reuniones. En esta línea, nos legó Bibelot
de chocolate, Sombra que besa (música de Isolina
Carrillo) y otras obras.
Rosendo
a la derecha junto al también fallecido Alberto Vera.
En la música bailable alcanzó éxitos superlativos: Rico
vacilón (más de 300 grabaciones fonográficas y editada en
numerosos países), Los marcianos, Chachachá de los
cariñosos, Los fantasmas y Chachachá multicolor
(texto de Jesús Orta Ruiz —Indio Naborí—), segundo premio del
Festival de la Canción de Praga 1967.
Otro gran mérito de Rosendo consistió en que nunca rehusó el
compromiso social. En los años cincuenta (siglo XX), junto con José
Antonio Méndez, Luis Yánez y otros compositores, creó la editora
Asociación Música Habana (Musicabana, de la cual fue presidente)
para proteger nuestra música frente a los consorcios transnacionales
de la época y llegaron a desafiar al monopolio Southen Music Company
de mister Peer.
Fue vicepresidente de la Sociedad Cubana de Autores Musicales y
recibió importantes reconocimientos como el Premio Wurlitzer (1955),
otorgado por la Asociación de Comentaristas Radiales de México, ante
el éxito de Los marcianos y Rico vacilón. |