La aplicación de una novedosa tecnología para cultivar esponjas
que requiere de solo dos trabajadores, permite la obtención de una
tonelada del invertebrado en un año en la comunidad pesquera de
Carahatas, en lka provincia cubana de Villa Clara.
Ángel Quirós, jefe del grupo de ecología marina del Centro de
Estudios y Servicios Ambientales (CESAM) en la provincia, dijo a la
AIN que esta práctica, única en Cuba, permite una explotación
sostenible que abarata costos y garantiza la extracción de un rubro
exportable.
En la reproducción de estos animales se utiliza la esponja
hembra, con un valor de más de 50 mil dólares la tonelada en
el mercado externo por la calidad que presenta para su uso en aseo
personal, ornato y creación de fármacos.
Esta primera granja, creada hace dos años, es resultado del
proyecto Sabana-Camagüey auspiciado por el Fondo Mundial de Medio
Ambiente (GEF), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y el gobierno de Cuba, para la explotación armónica de
recursos naturales.
Pescadores del puerto de Caibarién, los únicos del norte de la
Isla que se dedican a la extracción de esponja, recorren desde
Varadero hasta Nuevitas para obtener en el año alrededor de 25
toneladas de diferentes calidades.
Un estudio sobre bancos naturales existentes en una zona del
Sabana-Camagüey, que va desde Bahía de Cádiz hasta Cayo Coco, arrojó
que se pudieran instalar más de 20 granjas, lo cual duplicaría la
producción y abriría 40 nuevas plazas laborales, con un ahorro
considerable de combustible.
La creación del área demostrativa en Carahatas resulta una
alternativa de empleo a pescadores con un método que descarta la
utilización de artes de captura agresivos.