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Irán: escenarios de reñidas elecciones presidenciales

BEIRUT, 12 de junio (PL).— Las elecciones presidenciales realizadas hoy en Irán hicieron converger el sentimiento popular favorable a mejoras económicas y políticas con la determinación de la República Islámica de dar fe de su firmeza, fuere cual fuere el candidato vencedor.

Al analizar el contexto previo y actual que rodeó a la décima votación para la primera magistratura del país desde 1979, el analista libanés Hassan Mokaled recordó a Prensa Latina aquí varios factores internos y externos que condicionan la proyección de Irán.

Por primera vez, las elecciones iraníes se postergaron cuatro meses respecto a la fecha inicialmente acordada, y eso tuvo que ver, entre otras cosas, con dar tiempo para ver cómo se movería el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, indicó.

De acuerdo con Mokaled, las autoridades iraníes necesitaban mucho más que el anunciado programa de campaña de Obama, querían conocerlo sobre el terreno para ver cómo se manifestaría, acotó.

Por otro lado, opinó, el mandatario iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien se postuló para la reelección, es una figura que satisface al líder supremo del país, el ayatolah Ali Khamenei, autoridad que rige el rumbo de la Revolución islámica instaurada hace 30 años.

Mokaled recordó que en los primeros años de la revolución que derrocó al Shah de Persia, las autoridades que dirigieron formalmente el ejecutivo fueron representantes de los sectores islámicos que, como regla, mantenían buenas relaciones con Occidente.

Unos años después, prosiguió, en el equipo que accedió al poder había básicamente líderes religiosos fundamentalistas, como Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, Mohammad Khatami y otros de posturas firmes frente a Washington y Europa, llamados de línea intransigente.

Tras los dos mandatos de Khatami (1997-2005), añadió, le sucedió la corriente de Ahmadinejad, procedente de la inteligencia militar iraní y del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (Pasdaran).

Ahmadinejad llegó al poder en tiempos de George W. Bush en la Casa Blanca, y frente a una figura que generó tanta confrontación, a Irán no le convenía un rostro y un discurso dulce como el Khatami.

Según el experto en temas del Medio Oriente, fue así que el actual presidente satisfizo la necesidad de una figura intransigente y firme para el interior del país y, sobre todo, más enérgico para el exterior, incluso con un lenguaje y físico fuertes.

En cierta medida, explicó, ello justifica que Khamenei prefiriera a Ahmadinejad respecto a Mir-Hossein Moussavi, el candidato de los otros tres postulados que más desafió sus aspiraciones de reelección.

Aclaró que no obedecía precisamente al interés en mantener la confrontación con Occidente y, en particular con Estados Unidos. El objetivo -apuntó- es dejar claro que en estos tiempos de cambios (en Washington), Irán sigue su línea con la misma fuerza y firmeza.

Ese sector es aún más intransigente que los anteriores, pero todas esas caras dependen de un liderazgo real que es el que está en manos del líder supremo Khamenei, observó.

Para despejar cualquier falsa señal de desarraigo nacional en los llamados aperturistas, Mokaled remarcó que todos los logros militares alcanzados por Ahmadinejad fueron gestados e iniciados en la época del reformista Khatami.

Si bien argumentó la tesis de que Khamenei prefería continuar con Ahmadinejad, el analista reconoció que la insatisfacción en ciertos sectores populares iraníes por los adversos indicadores económicos ayudó a Moussavi, que tuvo entre sus bases a jóvenes y mujeres.

El pueblo está cansado de la crisis económica y del aislamiento impuesto sobre Irán y, por eso, quiere algún cambio, sea el ex jefe de los Guardianes de la Revolución (Mohsen Rezaei, de línea conservadora) o el otro reformista (Mehdi Karroubi), pero no a Ahmadinejad, señaló.

A fin de cuentas, según el entrevistado, por encima de todo el hecho innegable es que el papel regional de Irán va en ascenso, ampliándose a nivel de Paquistán, Afganistán e Iraq, y eso va a llevarle a adoptar posturas más flexible, al sentirse más fuerte.

 

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