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Alrededor de 46,2 millones de iraníes están convocados hoy a votar
en las décimas elecciones presidenciales, aún impactados por una
agresiva campaña proselitista focalizada en la continuidad y la
reforma.
Luego de jornadas de agitadas movilizaciones populares, en las
que los colores jugaron un rol decisivo en la identificación de los
programas de los cuatro candidatos, la ciudadanía decidirá si
ratifica o no a Mahmoud Ahmadinejad en la primera magistratura del
país persa.
En los comicios más reñidos y con mayor participación del
electorado en los 30 años de la Revolución Islámica, el presidente
iraní tiene como principal contrincante al ex primer ministro Mir-Hossein
Mousavi, un autodenominado reformista o aperturista.
Los otros dos rivales del mandatario son el ex líder
parlamentario Mehdi Karroubi (igualmente reformista) y el ex jefe
del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Mohsen Rezaei, quien al
igual que el mandatario se identifica con la también llamada
corriente principista.
Ahmadinejad aglutina a amplios sectores de la población en un
país con marcado sentimiento de rechazo a amenazas, injerencias,
sanciones económicas y presiones políticas de Estados Unidos y
Occidente, en particular por el tema del programa nuclear pacífico.
El aún jefe de Estado, sin embargo, tiene como Talón de Aquiles
el disgusto de algunos sectores por la inflación, la mala gestión
económica, el desempleo y el encarecimiento de la vida, aspectos que
el oficialismo atribuye básicamente a la crisis financiera global.
Mousavi, entretanto, ataca esos puntos flacos del gobierno y, a
la par, suma adeptos en una parte importante del electorado con
promesas tentadoras para los jóvenes y enarbolando derechos de las
mujeres, incluidas modificaciones a estrictas normas de vestir y
socializar.
Igualmente, abogó por un acercamiento a Occidente y por readecuar
el programa nuclear iraní, a fin de aplacar el contencioso con las
potencias que acusan a Teherán de procurar el arma atómica, a pesar
de reiterados desmentidos del ejecutivo nacional.
A juzgar por el respaldo a Ahmadinejad en el mitin de cierre de
su campaña, la votación de este viernes día habitual de asueto para
las plegarias islámicas- pudiera ser un medidor de popularidad para
ratificar la permanencia del presidente por otros cuatro años.
Por su lado, los seguidores de Mousavi aseguran que su candidato
se impondrá frente a lo que llamaron aventurerismo y fundamentalismo
de su mayor rival en una lid reconocida dentro y fuera del país como
extraordinariamente abierta y altamente competitiva.
Si un candidato obtiene más del 50 por ciento de los votos,
automáticamente será declarado presidente electo, de lo contrario,
habrá que asistir a una segunda ronda el venidero viernes.