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Se expande uso de la termografía infrarroja en la Isla

ALEXIS ROJAS AGUILERA

La termografía infrarroja, un servicio de avanzada tecnología para el mantenimiento predictivo que ofrece la empresa mecánica Gustavo Machín de Moa, es cada vez más demandado por la industria cubana.

Introducida hace varios años en ese combinado mecánico del grupo empresarial Cubaníquel en el este de la oriental provincia de Holguín, la termografía es un método de diagnóstico por ensayo no destructivo, de evaluación y control flexible con múltiples aplicaciones.

Útil para cualquier proceso fabril en detectar fallas futuras, acceder a criterios de solución y conocer la magnitud de la avería que afrontará, lo que propicia evitar interrupciones y hasta la posibilidad de incendios.

Víctor Mejías, especialista en esta materia, subrayó que los resultados de los estudios realizados con el termógrafo en equipos eléctricos y mecánicos estáticos y dinámicos, se informan a los usuarios con imágenes infrarrojas, diferenciales de temperatura y propuestas de medidas oportunas.

El termógrafo es básicamente una cámara fotográfica digital tipo Agema, dotada con lentes infrarrojos que posibilitan lecturas de temperatura de los cuerpos u objetos a distancias desde 30 centímetros hasta 300 metros o más.

Además de las fábricas del grupo Cubaníquel, los principales clientes hoy son el puerto de Moa, las empresas eléctricas de Holguín y Santiago de Cuba, las centrales termoeléctricas Lidio Ramón Pérez y Antonio Maceo y la fábrica de cemento cienfueguera Carlos Marx.

Esta es una de las técnicas más difundidas internacionalmente para el mantenimiento, pues no requiere paralizaciones y propicia intervenir en el lugar exacto donde sea detectado un punto vulnerable, lo que genera ahorros de recursos y tiempo. (AIN)

 

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