Hay que tomar al búfalo por los cuernos

Ronald Suárez Rivas

PINAR DEL RÍO.— Para que no haya duda de que habla en serio, Ricel Rojas toma la lista en sus manos y lee: "Pedro Hernández, Juan Valladares, Orlando Padrón¼ ".

Fotos del autorPor su resistencia y capacidad de reproducción, los especialistas ven en el búfalo el futuro de la ganadería cubana.

Son campesinos decididos a no participar en la próxima campaña de tabaco si no hay garantías para sus plantaciones.

Hasta ahora escribieron sus nombres 18 de los 49 integrantes de la CCS Ceferino Fernández, pero la cifra podría crecer.

Por más cuidado que le pongan a los sembrados, en los últimos tiempos poco han logrado en ellos a causa de una plaga incontenible, porque de nada sirven los insecticidas ante el acecho de animales de cuatro patas y 400 kilogramos de peso. Se trata del búfalo, especie que ha invadido las tierras cultivables del Sur pinareño.

Cuando llegan a un lugar acaban con todo, asegura Jacinto Castro, un campesino que se ha visto forzado a dejar de sembrar su vega. No tiene sentido hacerlo. Los búfalos se lo comen todo, argumenta.

Después de que los búfalos le comieron el maíz, Bienvenido Castro no ha vuelto a sembrar su tierra.

Su caso no es único. Las pérdidas nos impiden cubrir nuestros compromisos, afirma Casimiro García, el presidente de la cooperativa, donde se dedican 5,5 caballerías al tabaco y 78 a los cultivos varios. "Hoy tenemos atraso en la contratación para la próxima cosecha. La gente se niega, pues teme no poder cumplir".

Para sus vecinos de la CPA Celso Maragoto, la situación no es distinta. Hemos sufrido daños en tomate, frijoles, habichuela, boniato y arroz, asevera Rodolfo Díaz, el presidente.

Desde el principio

Todo comenzó en 1987, cuando el primer grupo de 26 animales fue liberado en las sabanas del Sur de Pinar del Río. A partir de entonces, de manera salvaje, se fueron reproduciendo al mismo tiempo que el marabú invadía grandes áreas de la empresa pecuaria Punta de Palma, obligándolos a emigrar en busca de alimento.

Sin reconocer los límites establecidos por el hombre, los búfalos se adentraron en tierra ajena, devorando cuanto de verde hallaron a su paso.

En noviembre del 2006, Granma hizo un primer acercamiento al tema. Entonces se anunciaba la puesta en marcha por el Ministerio de la Agricultura de una estrategia, según la cual para el 2010 toda la masa bufalina quedaría bajo control. Sin embargo, hoy está claro que para alcanzar tal propósito hace falta un nuevo plazo.

Proyecto en cámara lenta

Santiago Brito, director nacional del grupo técnico ejecutivo del programa de búfalos, estima que serán necesarios cuatro o cinco años más "para hablar de otra situación en cuanto a la organización y el control de esa masa."

Vamos a echar a andar tres buldóceres y 12 motosierras para el desbroce de marabú, asegura Brito. En este 2009 conseguiremos desmontar alrededor de 80 caballerías.

"En tres o cuatro años debemos limpiar algo que durante mucho tiempo no se pudo enfrentar por falta de equipamiento y de un trabajo sistemático."

La preparación de más de 500 caballerías, actualmente infestadas por el arbusto espinoso, posibilitaría el retorno de los animales a su lugar de origen, donde está previsto habilitar 32 lecherías y amplios pastizales para la cría extensiva.

No obstante, en concreto, hoy solo existen buenas intenciones y malos precedentes. Entre el 2006 y el 2008, de 254 caballerías planificadas para limpiar, apenas se llegó a 28. En lo que va de año la situación no es mejor. Las únicas tres motosierras de alta en la empresa (hay siete rotas), no trabajaban por falta de combustible en el momento de la realización de este reportaje.

Las apariencias...

Aunque las circunstancias conspiran en su contra, los especialistas señalan que en este pesado cuadrúpedo podría estar el futuro de la ganadería cubana.

Es muy resistente, se reproduce más rápido que el ganado vacuno, la conversión de alimento en carne o leche es mayor. Son flexibles en cuanto a la nutrición, comen cualquier tipo de hierba o arbusto, mientras las vacas requieren un pasto superior, explica Brito.

Tales ventajas posibilitan que a nivel mundial, entre el 2003 y el 2007, la especie creciera un 18%, mientras el ganado vacuno lo hizo solo para un 1,5%.

Cuba no ha estado ajena a esa tendencia. Según el funcionario, la masa total del país partió de 2 900 animales introducidos a mediados de los ochenta. Desde esa fecha, la población se multiplicó por 21, y donde se desarrolla la cría intensiva, creció 42 veces.

En Pinar del Río, segunda provincia con más ejemplares (tras La Habana) se recibieron cerca de 500 animales que a la vuelta de dos décadas serían unos 10 000, de acuerdo con datos oficiales; aunque la cifra real podría llegar a 12 000, dada la falta de estadísticas confiables por la imposibilidad de contarlos, asegura Miguel Ángel López, actual director de la Empresa Pecuaria Punta de Palma.

Pero el escaso control, además de limitar la explotación, ha creado en torno al búfalo una imagen de agresividad y destrucción.

El cascabel al búfalo

La lentitud de las respuestas hace que el costo de la solución sea cada día más alto. El propio jefe del programa reconoce que parte del alambre destinado a instalar cuartones ha debido dedicarse a la protección de poblados y centros educacionales donde la presencia de búfalos representa un peligro.

Para frenar el avance de los animales, incluso, fue preciso colocar una cerca electrificada desde El Palenque hasta el estero de Colón, a lo largo de más de 30 kilómetros.

Se afirma que ese sería el primer paso para luego, con la limpia de marabú, la siembra de pastos y el acuartonamiento, establecer un control definitivo del ganado; pero además de mucho trabajo, ello demanda un volumen de recursos inexistente en la provincia.

Como si fuera poco, se estima que del otro lado de la cerca quedaron unos 1 500 ejemplares. Para recogerlos hemos creado dos brigadas compuestas por siete monteros, con un tractor y una carreta, explica Miguel Ángel.

Aún así, al ritmo actual, la tarea tomaría más de un año, un tiempo excesivo para quienes viven de labrar la tierra, y para miles de personas, que en la ciudad de Pinar del Río, aguardan por los productos del campo.

Mientras tanto, el acecho de los búfalos constituye, literalmente, un motivo de desvelo para los agricultores. "Para lograr algo, tenemos que pasarnos la noche espantándolos. Imagínese, ¿cómo vamos a trabajar al día siguiente?", lamenta Bienvenido Castro.

Otros, como Ricel Rojas, que no viven tan cerca de sus sembrados, no tienen siquiera esa posibilidad. "Las tres últimas noches han entrado al maíz, cuenta. Ya dañaron alrededor de 10 000 matas y pudieran acabar devorándolo todo".

Solo durante el 2008, por los estragos ocasionados a los campesinos, la pecuaria Punta de Palma debió pagar más de 200 000 pesos por concepto de indemnización, y en lo que va de año ya desembolsó una cifra similar.

Ese parece ser también el destino de la plantación de Ricel. No obstante, este productor advierte las desventajas de tal solución.

"Así yo recuperaría los gastos, pero ¿y la cosecha que necesita la población?" Sin embargo, aunque la razón está de su lado, no existen otras alternativas mientras el serio conflicto, que ha devenido la cría de búfalos, no se tome por los cuernos.

 

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