Con los ciclones a la vista

Prevenir cuesta menos

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Tras disminuir de manera significativa desde finales de los años sesenta del pasado siglo, a partir de 1995 la actividad ciclónica transita por un nuevo periodo de repunte en nuestra área geográfica, comprendida por el Atlántico norte, el Golfo de México y el mar Caribe.

Muchos de los postes caídos estaban enterrados a poca profundidad.

Más allá de la evidente alza registrada en la frecuencia de formación de ciclones tropicales (en los últimos diez años hemos tenido nueve temporadas por encima del promedio histórico de 10), en el caso específico de Cuba se destaca que luego del cruce de Gustav y Ike, suman seis los huracanes de gran intensidad que nos azotaron entre el 2001 y el 2008.

Completan la relación Michelle, Charley, Iván y Dennis. Lo anterior convierte a la presente década en la más activa de todas las épocas para el país en lo referido al embate de organismos tropicales de tal magnitud, y evidencia cómo se han acortado de manera significativa los plazos de retorno de estos demonios de la naturaleza.

Según los datos del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, en la etapa de 1909 a 1952, la de mayor número de afectaciones por eventos de esa categoría del siglo XX, fueron 12 los huracanes intensos registrados sobre algún punto del territorio nacional, en el transcurso de esos 43 años.

El incremento en la recurrencia de los ciclones, y el rápido desplazamiento e intensificación mostrados por buena parte de ellos en los últimos tiempos, obliga a perfeccionar las capacidades nacionales para pronosticar con mayor certeza sus probables trayectoria y desarrollo.

Ello posibilitará declarar las fases en los plazos establecidos y planificar medidas más oportunas y ágiles, cuyo diseño parta de lograr modelar el posible impacto de sus efectos destructivos.

EXPERIENCIAS VÁLIDAS

Durante el proceso de análisis de las experiencias derivadas de la respuesta y recuperación de los huracanes Gustav, Paloma y Ike en los diferentes niveles territoriales, los Órganos de trabajo del Consejo de Defensa Nacional, los Consejos de Defensa provinciales y del municipio especial Isla de la Juventud, identificaron un grupo de insuficiencias que deben ser erradicadas a fin de fortalecer progresivamente la capacidad de respuesta del país ante eventos similares, episodios de lluvias intensas u otros desastres naturales.

 Fotos: Juvenal Balán y Alberto Borrego  Fotos: Juvenal Balán y Alberto Borrego El incumplimiento de las normas técnicas en la colocación de las estructuras y aseguramiento de los techos se cuenta entre las irregularidades.

Incumplimiento de las normas técnicas en la colocación de las estructuras y aseguramiento de los techos, la poca profundidad en el enterramiento de los postes del tendido eléctrico y telefónico, el mal estado constructivo de un elevado porcentaje de las viviendas dañadas, y la morosidad en la ejecución de la limpieza de tragantes, se cuentan entre las irregularidades presentadas.

Así ocurrieron improvisaciones en la protección de los ciudadanos residentes en zonas de peligro, siendo en determinados casos insuficientes las instalaciones previstas, lo cual obligó a utilizar inmuebles sin tener las condiciones requeridas para albergar personas.

Incluso, no pocas veces esta vital actividad se desarrolló mecánicamente, es decir de acuerdo con la cifra prevista en los planes para la fase establecida y no en correspondencia con la apreciación objetiva de la situación, dando lugar a evacuaciones y movilizaciones innecesarias.

También pudo comprobarse que la realización de diferentes acciones de respuesta y recuperación depende fundamentalmente de los medios aportados por las FAR y el MININT. De ahí que resulte imprescindible que los Consejos de Defensa provinciales y municipales conozcan y controlen de manera sistemática la ubicación y el estado de los equipos que puedan emplearse para esos fines.

Una parte importante de las medidas que se planifican en interés de disminuir vulnerabilidades y de crear condiciones favorables para el enfrentamiento a los desastres hidrometeorológicos, casi siempre se pretenden aplicar a última hora cuando prácticamente tenemos el huracán encima, y no en situaciones normales o en la etapa de preparativos, que es lo establecido y lógico. Es imposible querer resolver en dos o tres días los problemas pendientes durante mucho tiempo.

Como dijo el General de Ejército Raúl Castro Ruz en la reunión ampliada del Consejo de Defensa Nacional, efectuada a finales de abril, hemos logrado reducir las pérdidas de vidas humanas, pero los daños a la economía siguen siendo cuantiosos, debido a las vulnerabilidades acumuladas en casi todos los sectores y en la infraestructura del país. Por esa razón, subrayó, debemos acelerar los estudios para reducir gradual y progresivamente las debilidades identificadas y hasta tanto se solucionen, algo que nos llevará años, aplicar medidas más efectivas de protección.

Lo sucedido con los tres huracanes del pasado año demuestra la importancia de continuar prestando especial atención al empleo oportuno de los telecentros, emisoras de radio y de los demás medios de difusión disponibles en los territorios, para que las personas se mantengan actualizadas acerca de la trayectoria y desarrollo del organismo tropical, y las medidas que se adopten para salvaguardar la vida humana y los recursos de la economía.

Urge, además, seguir aplicando las alternativas dirigidas a incrementar la resistencia de las viviendas que se reparan o construyen, así como las destinadas a disminuir las debilidades detectadas en las redes de transmisión eléctrica.

Asimismo, se impone trabajar fuerte en aquellas acciones capaces de garantizar, luego del azote del huracán, la rápida y eficiente rehabilitación de los servicios básicos al pueblo, y el paso de los vehículos por las vías de comunicación.

Con la venidera temporada ciclónica a las puertas ( la lista de nombres previstos la encabeza Ana), el país afina los engranajes tecnológicos y humanos para enfrentar en mejores condiciones cualquier contingencia. La moraleja dejada por Gustav, Ike y Paloma, es bien clara. Prevenir siempre costará menos.

 

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