Tras el punto de partida en el teatro José Monleón, del Centro
Cultural José Saramago, en el municipio madrileño de Leganés, el
espectáculo titulado La raíz y el tiempo ha suscitado en
diversas plazas el elogio de la crítica y el entusiasmo del público.
A su paso por La Coruña, Valencia, Albacete, Lugo, Pontevedra,
Vigo, la portuguesa Villa Real de San Antonio y otras ciudades
peninsulares, se ha puesto de manifiesto la excelencia de esta
compañía procedente de la mayor de las Antillas.
El crítico Leopoldo Centeno, del diario La Voz de Galicia,
observó: "La actividad de esta agrupación cubana no se limita al
hecho de sus representaciones públicas sino también a investigar,
estudiar, recorrer el país recopilando bailes, músicas y costumbres;
recuperando temas tradicionales, posiblemente algunos en vías de
extinción, para revestirlos de formas adecuadas a nuestros tiempos y
luego ofrecerlos al público. Una labor que hemos tenido oportunidad
de presenciar, así como el refinamiento de lo popular elevándolo
hacia lo culto, sin perder su idiosincrasia. Un trabajo muy digno y
meritorio ofrecido a un público que llenaba el auditorio. Es decir,
lo que empezó como un manantial se fue encauzando hasta formar un
río de aguas cristalinas, renovadas con nuevas aportaciones en su
discurrir, para saciar la sed de las personas sensibles y amantes de
las fuentes artísticas tradicionales".
"El montaje —añadió en su reseña— resulta de una gran plasticidad
estética y de un depurado estilo de danza, el cual, en muchos de sus
pasajes, dejaba de ser danza propiamente dicha para constituirse en
ballet. En el espectáculo intervienen varios coreógrafos cubanos de
prestigio, aportando cada uno un lenguaje y estilo propios en aras
de ofrecer más variedad al espectador."
Por su parte, El Faro de Vigo destacó que "los espectadores
pudieron deleitarse con un programa con bailes y cantos que expresan
el tránsito a la pubertad con y el ritmo de la conga cubana gracias
a Cocon-cogueando", así como aplaudieron "dos rumbas, el
Rezo a Obatalá, y un baile final que integró lo ritual con lo
profano y el ballet y la danza con lo puramente callejero".
Otros comentarios han centrado la atención acerca de cómo la
poética inspiradora de Manolo Micler, Santiago Alfonso, Isidro
Rolando, Francisco González, Lizt Alfonso y Alberto Méndez, deja una
constancia clara de un discurso creador, plagado de matices y
composiciones; cada uno en su línea estética, donde las fuentes
primigenias se fusionan con los aires renovadores de la cultura
escénica cubana en un hecho folclórico recreado con estilos
danzarios y musicales totalmente diferentes.