Incendios forestales

Cuando la negligencia acecha

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Mucho menos notoria que la temporada ciclónica en cuanto a la percepción del riesgo y tratamiento público, del primero de febrero al 31 de mayo el país enfrenta todos los años la etapa de mayor peligro para la ocurrencia de los incendios forestales.

Fotos : Yander ZamoraHasta el 22 de abril se habían reportado este año 307 incendios forestales en todo el país.

Como explica el ingeniero Raúl González, jefe del departamento de Manejo del Fuego del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, varios factores condicionan el surgimiento de estos siniestros durante el mencionado cuatrimestre.

Si bien la seca comienza en noviembre, apunta, es a partir de febrero cuando la prolongada ausencia de precipitaciones convierte a los bosques y pastos en un escenario ideal para la propagación de la "candela" debido a la falta de humedad en el entorno.

Lo anterior confirma que existe un factor objetivo vinculado al tradicional comportamiento de las condiciones meteorológicas en ese periodo del calendario.

Pero las investigaciones hechas sobre el tema en nuestro país revelan que las principales causas de los citados desastres son las negligencias humanas, las cuales muchas veces se combinan con el incumplimiento de los decretos y regulaciones establecidos para proteger el patrimonio boscoso de la nación.

Vale recordar por ejemplo que casi el 93% de los incendios forestales ocurridos en el 2008 fue provocado por la mano del hombre, casi siempre relacionados con descuidos o actos de indisciplina social.

Fotos : Yander ZamoraLa detección de un fuego es notificada de inmediato al Puesto de Mando del Cuerpo de Guardabosques de Cuba.

Tirar al suelo fósforos y colillas de cigarro aún prendidas, encender fogatas en lugares no adecuados, quemar de-sechos y utilizar el fuego para eliminar malas hierbas son algunas de las principales acciones que pueden ocasionar estos desastres, a las cuales se suman las chispas desprendidas por la circulación de autos, camiones y otros vehículos en zonas rurales.

Del primero de enero al 22 de abril del año en curso ocurrieron a nivel nacional 307 incendios forestales, y resultaron dañadas 7 573 hectáreas. Los de mayores proporciones se reportan hasta ahora en las provincias de Camagüey, Sancti Spíritus, Las Tunas y el municipio especial de Isla de la Juventud. La imprudencia y la falta de responsabilidad de personas y entidades aparecen como causa en más del 90% de los casos.

EL DILEMA DE LOS CAMINOS

Según el ingeniero Raúl González, desde finales del 2008 el pronóstico de incendios forestales de la presente temporada avizoraba condiciones muy favorables para su ocurrencia y propagación en todo el país, pues a los elementos citados se sumaba la presencia de elevados volúmenes de material combustible en las zonas boscosas, conformados por los troncos (buena parte de esa madera pudiera aprovecharse más), ramas y hojas de árboles extremadamente secos, derribados por la fuerza de los vientos de los huracanes Gustav, Ike y Paloma.

Además de influir en el surgimiento de los fuegos, la existencia de esas grandes cantidades de residuos dificulta las labores de extinción al bloquear los llamados caminos forestales por donde el personal del Cuerpo de Guardabosques accede al lugar del siniestro, afirmó.

"Cerca del 85 % de esos propios senderos está en mal estado y requiere de su más pronta rehabilitación, en particular los situados en los puntos de mayor peligro. La situación se complica aún más porque a pesar de las disposiciones vigentes, en muchas áreas del país hay un bajo cumplimiento en la construcción de las denominadas trochas cortafuegos, cuya efectividad ha quedado demostrada en numerosas ocasiones."

Fotos : Yander ZamoraSegún el ingeniero Raúl González, los mayores incendios forestales de este año han ocurrido en Camagüey, Sancti Spíritus, Las Tunas, y el municipio especial de Isla de la Juventud.

González destacó que para enfrentar tan complejo escenario, el Cuerpo de Guardabosques de Cuba contrató una fuerza eventual de observadores adicionales a fin de monitorear con mayor efectividad y alcance las regiones geográficas más expuestas a estos desastres durante los cuatro meses de alta peligrosidad.

La plantilla de refuerzo, subrayó, la pudimos completar en un 95 %, mientras disponemos de los medios aéreos para hacer los patrullajes exploratorios y apoyar las labores de extinción donde fuera necesario.

El ingeniero resaltó el trabajo desarrollado con los especialistas del Instituto de Meteorología en la creación de un sistema de alerta temprana sobre la probable ocurrencia de incendios forestales, que de conjunto con otras acciones de vigilancia apoyadas por el Ministerio de Agricultura, el Sistema de Áreas Protegidas, y otros organismos, permitieron acortar los plazos de detección de los siniestros y enfrentarlos de forma más rápida.

Muestra de ello es que más de la mitad de los reportados en el 2009 fueron controlados a tiempo y afectaron una superficie inferior a las cinco hectáreas.

Más allá de los conocidos efectos adversos que ocasionan sobre la flora y la fauna, incluidas las aves migratorias, la salud del hombre y otros ecosistemas, cada fuego emite cantidades considerables de dióxido de carbono a la atmósfera y eso contribuye al calentamiento global del planeta.

Lo paradójico es que el mayor porcentaje de los incendios en cualquier tipo de vegetación es totalmente evitable si apelamos a la responsabilidad y al sentido común. Ellos solo pueden desatar su furia cuando la negligencia impera.

 

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