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Atender un hospital de Zimbabwe de 150 camas con servicios de
urgencias, obstetricia, atención perinatal, entre otros, se torna
difícil, cuando la labor de los médicos cubanos se ve afectado por
cortes en el suministro eléctrico y el agua potable.
Si se le suma que a ese nosocomio acude una de las poblaciones
con más alta incidencia de VIH Sida del mundo -con todas las
afecciones oportunistas asociadas-, más una oleada de enfermos de
cólera, se comprende que la labor médica asistencial puede llegar a
ser intensa, en medio de un panorama agravado por el bloqueo de
Occidente.
Pero si todos los enfermos ingresados, más los que arriban al
cuerpo de guardia, deber ser atendidos por sólo siete médicos
entonces es que se puede apreciar correctamente el desafío que
enfrentan los galenos cubanos en el hospital distrital de Bindura,
en la norteña provincia de Mashonaland Central, en Zimbabwe.
Dada la carencia de médicos durante el 2008 e inicios del 2009,
explica a Prensa Latina Yuri Álvarez Socorro, especialista en
Medicina General Integral, la atención médica en el hospital
dependió de la multiplicación de los esfuerzos de la brigada cubana.
De hecho, enfatiza, quien hoy se enferme en la región de Bindura
es atendido necesariamente por los cubanos.
Y como si las presiones asistenciales fueran pocas, por
iniciativa propia y con el apoyo de la dirección del hospital, el
colectivo cubano creó la primera consulta de atención al niño sano,
hasta ahora única en el sistema de salud de Zimbabwe.
En ella se busca dar seguimiento sanitario a infantes que
usualmente no acudían al médico, pudiéndose prevenir la aparición de
diferentes complicaciones que, de no ser detectadas a tiempo,
posiblemente terminarían mas tarde en el cuerpo de guardia, tal vez
como una urgencia.