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El coordinador humanitario de la ONU en Sri Lanka, Neil Buhne, envió
hoy a la comunidad internacional un urgente llamado de ayuda para
atender las necesidades de los miles de refugiados en el nordeste
del país.
Buhne se pronunció en ese sentido tras visitar los campamentos
establecidos en el norteño distrito de Vavuniya, los cuales acogen a
unos 80 mil civiles que huyeron de la zona de conflicto.
A esos se suman los que lograron salir en los últimos días de la
llamada área de tregua, donde, según denuncias, eran retenidos por
los separatistas Tigres Tamiles.
Equipos de auxilio se esfuerzan por tratar de alimentar, vestir,
proteger y repartir agua entre gente hambrienta y exhausta, señaló
el funcionario de la ONU.
Vi bebés con disentería, niños y mujeres desnutridas, heridas sin
atender y personas vestidas con ropas raídas que han venido usando
durante meses, describió Buhne.
Se necesitan acentuó- fondos para suministros básicos, como
alimentos, medicinas, agua, artículos sanitarios, tiendas de
campaña.
Buhne encabezó el equipo que envió el secretario general de la
ONU, Ban Ki-moon, para evaluar la crisis humana que viven en
Mullaitivu y Vavuniya los civiles usados como escudos humanos por
los rebeldes separatistas, según denunció el propio secretario
general.
El equipo de la ONU visitó esa región y los campamentos con la
venia del gobierno del presidente Mahinda Rajapaksa, que aceptó la
solicitud de Ki-moon.
Más de 175 mil personas desplazadas por el conflicto separatista
huyeron de las áreas bajo control de los Tigres Tamiles y
solicitaron amparo a las fuerzas militares.
Todavía quedan atrapados de 15 mil a 20 mil civiles en una
pequeña porción de territorio de unos ocho kilómetros cuadrados,
dijo hoy el comandante en jefe de las fuerzas armadas srilankesas,
general Sarath Fonseka.
La ONU pidió a la comunidad internacional 155 millones de dólares
en febrero pasado en anticipación de lo que sobrevendría. Reportes
desde su sede en Nueva York indican que solo se han recaudado 45
millones de dólares.