La seguridad de los establecimientos de salud y la preparación 
			del personal en la atención a los afectados en situaciones de 
			emergencia, son éxitos con los cuales Cuba celebra hoy el Día 
			Mundial de la Salud.
			Cada siete de abril, para conmemorar la fundación de la 
			Organización Mundial de la Salud (OMS), se festeja la fecha, que en 
			esta ocasión revierte gran importancia por el creciente aumento de 
			catástrofes en el planeta.
			Los fenómenos de urbanización, los cuales provocan hacinamientos 
			de población en lugares no seguros, y el cambio climático, además de 
			la acción del hombre, son de los factores de mayor incidencia en la 
			ocurrencia de desastres naturales.
			El municipio de Los Palacios, en la provincia de Pinar del Río, 
			azotado por los huracanes Gustav y Ike en 2008, acogió la sede 
			nacional de la celebración y dio fe de cómo en la Isla los centros 
			asistenciales de salud son modelos de seguridad y solidez en medio 
			de circunstancias extremas.
			Cada año, al sector de la salud se le asigna uno de los mayores 
			presupuestos por el Estado cubano, que en 2009 asciende al 18,6 del 
			Producto Interno Bruto de la nación, solo comparable con el del 
			sector educacional.
			Como resultado de esa voluntad política, Cuba exhibe indicadores 
			que en muchos casos se sitúan a nivel de los países más 
			desarrollados, la mortalidad infantil en el año precedente fue de 
			4,7 por cada mil nacidos vivos, la más baja de la historia.
			Con la intención de acercar más los servicios de urgencia médica 
			a la comunidad, se han puesto en marcha salas de rehabilitación, 
			centros primarios de atención, pequeñas unidades de terapia 
			intensiva en policlínicos a todo lo largo de la geografía nacional.
			Las bondades de la salud cubana cruzan las fronteras, ejemplo de 
			lo cual es la Operación Milagro, de rehabilitación oftalmológica, 
			que ha devuelto la visión más de un millón de personas en Venezuela 
			y otros países latinoamericanos y caribeños.
			Nacionalmente, miles de cubanos han sido beneficiados con ese 
			tipo de tratamiento.
			En las situaciones de emergencia de grandes proporciones, como 
			las que provocan los sismos o las inundaciones, algunos países han 
			llegado a perder hasta el 50 por ciento de la capacidad 
			hospitalaria.