Nidos de la recuperación
Enrique Milanés León
CAMAGÜEY.— Como tantos otros, los más de 1 600 trabajadores de la
avicultura en esta provincia le guardan al huracán Ike todo el
rencor del mundo. Razones no les faltan: les mató 200 000 ponedoras
y sus reemplazos, les dañó casi doscientas naves y en solo dos
jornadas dejó en cero una producción diaria que hasta la entrada del
meteoro sumaba 320 000 huevos.
En
la unidad Angola Libre, como en todas las de la avicultura, las
mujeres desempeñan un rol decisivo.
Sin embargo, hay tanto por recuperar en la Empresa Avícola de
Camagüey, que solo se habla de naves restauradas, inversiones en el
horizonte y un manejo productivo que acorte el camino hacia los
planes. Por lo pronto, ya se consiguen 300 000 huevos al día y para
abril —y no julio, como se había previsto— se llenarán de posturas
en cada jornada los mismos files que en el momento del ciclón.
El médico veterinario Jacinto Torres Armenteros, director de la
empresa, recuerda que la estrategia de reanimación se tradujo en
recuperar instalaciones, introducir reproductoras de otras
provincias, aprovechar incluso algunas gallinas ya "pasaditas" de
tiempo y reordenar el funcionamiento de algunas granjas.
HISTORIAS DEL HUEVO Y LA GALLINA
Poco perjudicada por el huracán, la unidad Chile Libre cambió su
objeto, de reproductora a ponedora, para ayudar más rápidamente a la
recuperación de la rama. "La acercamos a la fábrica de pienso
—aclara Jacinto— con lo cual ahorramos combustible. Por otro lado,
hemos desconcentrado a las ponedoras para hacerlas menos vulnerables
ante cualquier eventualidad". En la granja Angola Libre el cambio
fue distinto: de unidad de inicio pasó a ser de reproductoras,
aprovechando su cercanía a la planta de incubación.
En la Chile Libre, por ejemplo, el administrador Humberto Abad
Posada no se conforma con las 30 900 ponedoras que tiene, pues sabe
que la capacidad llegará muy pronto a unas 230 000 en diferentes
escalones de desarrollo.
Dueñas de la mitad de la plantilla laboral, las mujeres de la
granja Angola Libre se adaptan al cambio de quehacer para entregar a
la cercana planta de incubación posturas de la calidad adecuada en
la cantidad requerida. Virgen Travas Álvarez, la administradora de
la planta incubadora, dice con orgullo que allí, en esas cámaras
tibias, nace la avicultura: "Pasó el ciclón, pero hemos sabido
continuar adelante; las producciones tienen que salir y bien".
El huevo y la gallina se mueven bastante: junto a Camagüey y
Holguín, que aportan posturas de calidad para incubar, se benefician
de los nacimientos, las provincias de Sancti Spíritus, Ciego de
Ávila, Las Tunas, Granma, Guantánamo y, en menor medida, Santiago de
Cuba.
OBSTÁCULOS EN LA GRANJA Y MANOS
QUE COMPARTEN
Pocos en Camagüey se atreven a dudar que los trabajadores
avícolas cumplan el plan de 117 millones de huevos fijado para este
año. Empeñados en una recuperación también meteórica —por lo rápida
y fuerte— y exponentes de rica tradición en la rama, los
camagüeyanos no ocupan los primeros lugares del país en producción
total, en cambio desarrollan en la provincia el ciclo completo de la
avicultura: fábrica de pienso propia, reproducción, inicio,
desarrollo¼
Abierta en 1947, la fábrica de pienso no solo es la más antigua
de Cuba; sino que fue seriamente dañada por Ike. Un poco menos
vetusta, la planta de incubación también vio pasar sus tiempos
modernos. En ambos casos se ejecutarán inversiones cuyos saldos
productivos favorecerán incluso a otros territorios.
El programa avícola nacional se integra en función de que el
pueblo tenga garantizadas las cuotas normadas. Mientras Camagüey se
levanta con firmeza tras el golpe de Ike, todavía ingresan desde
otras provincias un millón y medio de huevos al mes. Muy pronto esa
ayuda no será necesaria, pero lo más importante es que siempre
habrá, aquí y allá, manos cubanas para compartir. |