Los Bancos del Sur y del ALBA pueden ser escudos contra la crisis
financiera mundial, valoró hoy el economista cubano Ernesché
Rodríguez, en el XI Encuentro Internacional sobre Globalización y
Problemas del Desarrollo, que se celebra en La Habana.
Al intervenir en la última jornada del foro el especialista se
sumó a numerosas voces que claman por instituciones que den
respuesta a las necesidades de los pueblos y no se dediquen a la
especulación financiera y a la maximización de las ganancias.
Ambos son bancos de nuevo tipo, dijo Rodríguez, y saludó que el
primero de ellos reactive su proceso constitutivo con una reunión
fijada a fines de marzo, mientras que el segundo funciona ya con
varios proyectos de desarrollo.
Los principios y objetivos de las dos instituciones pueden
ofrecer paliativos a los efectos de la crisis, sobre todo por los
programas de financiamiento y créditos que ofrecen para combatir la
pobreza extrema, disminuir las asimetrías y la desigualdad y
contribuir al desarrollo, refirió.
El Banco del Sur es una vieja aspiración de los países
subdesarrollados, que desde la década de los 70 plantearon la
necesidad de un banco multilateral, aspiración que chocó con la
falta de voluntad política y de fondos, más discrepancias de los
interesados y presiones imperiales.
Hugo Chávez retomó la idea en el 2004 y en diciembre del 2007 se
firmó su acta fundacional, con un capital inicial de siete mil
millones de dólares, con Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador,
Brasil, Uruguay y Paraguay como miembros.
El del ALBA fue concebido en junio del 2007 y luego de seis
reuniones técnicas echó a andar en enero del 2008, con un capital de
entrada de dos mil millones y sus integrantes son Venezuela, Cuba,
Nicaragua y Bolivia.
Rodríguez destacó que además de sus objetivos sobre programas
claves de la economía y de sectores sociales, se suma la creación y
administración de un fondo especial para enfrentar las secuelas de
catástrofes naturales.
En el foro intervino Jorge Valero, presidente de este banco,
quien destacó entre los proyectos los dedicados a la producción de
alimentos, educación, salud, energía, comunicaciones y protección
del medio ambiente.
Así se respaldará la producción de soya en Bolivia y el
procesamiento de este cereal en Venezuela, además de su fomento en
Nicaragua, a través de una empresa multiestatal.
Principios como la cooperación, solidaridad, respeto a la
soberanía y democracia en la toma de decisiones son otros elementos
de estos bancos, que a su labor de otorgamiento de financiamientos
también cumplen tareas de capacitación, asistencia técnica y
asesoría.
La coyuntura política es favorable en estos momentos, a la vez
que se dan fuertes pasos en pos de la integración y se acrecienta la
conciencia de que hay que protegerse de la crisis económica mundial,
expusieron participantes en el encuentro.