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El presidente de Perú, Alan García, descartó hoy escalar la crisis
diplomática creada por ataques del canciller de Chile a políticos
peruanos y relacionó el incidente con un diferendo limítrofe
bilateral.
En declaraciones a una radioemisora local, García pidió calma y
serenidad cuando algunos medios de prensa lo acusan de mantener un
silencio cómplice y le piden mayor firmeza ante las declaraciones
del ministro chileno, Alejandro Foxley.
García descartó una respuesta oficial a la declaración de Foxley,
en el sentido de que los dirigentes políticos peruanos opuestos a un
tratado de libre comercio con Chile están anclados en el siglo XIX.
Comprendo que haya algunas palabras de más ante la opinión
pública chilena. El canciller (de Chile) tiene que mostrarse duro
para que no lo sancionen y no lo critiquen, expresó, al señalar que
hay sectores políticos en el vecino país de posiciones como la
expresada por Foxley.
García omitió referirse a que el gobierno chileno se solidarizó
con los comentarios del ministro, considerados aquí una inadmisible
intromisión en un debate interno, aunque el canciller, José García
Belaúnde, les negó tal carácter y dijo que sólo fueron declaraciones
infelices.
El mandatario peruano añadió que lo importante es guardar la
serenidad y no caer en el juego previsible de dirigentes del vecino
país, cuando está próxima la presentación del alegato peruano en el
litigio de límites marítimos con Chile en la Corte Internacional de
La Haya, tema altamente sensible para Santiago, apuntó.
Tras sostener que Perú está en una posición de fuerza jurídica y
económica, apuntó que los actores políticos internos de Chile tiene
que justificarse ante su opinión pública, pero hay que tomarlo desde
esa lógica, comprenderlo así y no caer en el juego.
Hay que ahorrarse los adjetivos, no caer en el juego que nosotros
vamos ganando ( ) lo mejor es mirar, comprender y callar; el que
tiene fortaleza, el que tiene firmeza, el que está avanzando más que
otros, mira sus protestas de costado, manifestó.
Pese a la crisis, García ratificó la política de cuerdas
separadas, que busca no mezclar el diferendo limítrofe con las
intensas relaciones económicas con Chile.
Sobre esos vínculos, recordó que el comercio bilateral favorece a
Perú con un margen de 700 millones de dólares, hay un alto nivel de
inversiones chilenas aquí y 34 mil peruanos han regularizado su
situación migratoria en Chile.
En torno a la polémica que motivó la intervención de Foxley, negó
que el gobierno haya incumplido la obligación constitucional de
someter a la aprobación del Congreso el TLC con el país austral
porque el trámite no corresponde por ser un tratado ejecutivo.
Acusó de politiquería a los críticos del TLC con Chile, que
demandan el debate de ese documento en el Parlamento y han pedido al
Tribunal Constitucional su nulidad por no haber cumplido ese
requisito, establecido en la Carta Magna.
Entretanto, continúan los preparativos de una concentración de
repudio al TLC con el país vecino, convocada por el Partido
Nacionalista, principal fuerza de oposición, y de marchas similares
en las ciudades sureñas de Tacna -fronteriza con Chile-, Moquegua y
Arequipa.