Hace 50 años: últimos días de la guerra
Santiago de Cuba se preparó para apoyar la entrada
del Ejército Rebelde
MIGUEL DEULOFEU RAMOS, combatiente clandestino
A mediados de noviembre de 1958, la situación era completamente
favorable al Ejército Rebelde, puesto que el cuadro general
presentaba el dominio de casi todo el territorio rural de la antigua
provincia oriental. El tránsito de las tropas enemigas, por
carreteras y caminos, tenía que estar convoyado fuertemente. Las
comunicaciones telefónicas y telegráficas estaban a expensas del
Ejército Rebelde a pesar de su funcionamiento.
La
llegada de Fidel a Santiago significó el desbordamiento popular más
grande que recuerde la ciudad.
A partir del 30 de noviembre de 1958, día de la victoria de la
Batalla de Guisa, el Comandante en Jefe dirigió su Columna hacia
Charco Redondo y a dos leguas, en La Rinconada, estableció su Puesto
de Mando. Dirige la ofensiva que libera los pueblos a ambos lados de
la Carretera Central, en el tramo, entre el entronque con la de
Guisa y Contramaestre; y luego trasladó la Comandancia, para una
casa del batey del Central América.
Ante este panorama, el ataque a la capital oriental a mediados de
diciembre era inminente y el M-26-7 en Santiago de Cuba, de acuerdo
con orientaciones del mando revolucionario, trazaba tareas
considerando dos aspectos fundamentales: el papel de las milicias y
el de la propaganda. En estos momentos en la ciudad había unos 7 mil
soldados de la tiranía concentrados; y el general Eulogio Cantillo,
jefe del regimiento batistiano, desarrollaba una política de menos
represión. Los soldados deambulaban por las calles en parejas, el
Servicio de Inteligencia Militar (SIM) se limitaba en sus acciones y
los carros patrulleros (microondas) iban y venían de dos en dos y en
ocasiones eran enfrentados por las milicias en las zonas suburbanas.
El trabajo clandestino se aplicaba con más naturalidad, así como el
traslado hacia los frentes rebeldes por las vías establecidas.
El 15 de diciembre el compañero Carlos Chaín, desde julio
designado por el Mando Rebelde Delegado Coordinador del M-26-7 en la
provincia, planteó la misión de viajar al Segundo Frente para en el
momento del ataque recibir orientaciones sobre el papel de la
Sección de Propaganda, por cuanto aplicaban un procedimiento muy
eficaz durante la ofensiva desarrollada en los últimos meses de la
guerra que consistió en exhortar al soldado enemigo a virar sus
armas y exonerar de culpas a los que no tuvieran deudas con la
justicia revolucionaria; respetar haberes y grados militares. Esto
producía un gran impacto desmoralizante que inclinaba al soldado a
la rendición.
Para ir al encuentro del Capitán José N. Causse, responsabilizado
en aquella ocasión con la propaganda y la planta de Radio 8SF,
realicé el viaje acompañado de las dificultades propias de la
intensa actividad combativa que vivía el Segundo Frente "Frank
País".
Más allá de El Arpón, se encontraba el local, donde radicaba la
planta ubicada en El Puerto del latifundio de Puyans. Era una
mansión donde el terrateniente pasaba sus días de verano. Las
orientaciones procedían de la jefatura del Frente para lograr la
coordinación de los órganos de la prensa escrita y radial de la
ciudad y ponerlos en función de la lucha que se libraría.
Fidel,
en plena calle, saluda y arenga al pueblo de Palma Soriano.
La permanencia en este territorio libre rebelde comenzó el 17 de
diciembre. El regreso el 23 coincidió con el traslado de la 8SF a la
de Trinidad, a un kilómetro de Songo, y al amanecer del 24 partiría
en un yipi gestionado por el Capitán Inspector Manuel Piñeiro Losada
(Barba Roja). Una anécdota estoy obligado a mencionar por el gesto
humano que representa. Después del largo y accidentado viaje,
Piñeiro advirtió que debía estar temprano en pie para viajar de
regreso a Santiago de Cuba y en un pequeño cuarto señaló una
colombina, donde debía dormir para descansar y cuál fue el asombro
al despertar en la madrugada y ver a Piñeiro acurrucado en el suelo
tapándose con una sábana del frío imperante. Aquello me apenó
sobremanera y lo desperté planteándole que debía tomar su lugar, a
lo cual respondió en el tono característico, alegre y de buen humor:
"Descanse, combatiente, que pronto tendrá que hacer otro largo
viaje".
El 24 comenzó el regreso hacia Santiago de Cuba, desde la casa
que fuera de Mañico Rey, Alcalde de Songo, situada en las afueras,
era el lugar donde radicaron por pocos días los departamentos y
secciones de la Comandancia Central. En el yipi también viajaban
otras dos personas y en un tramo del trayecto en sentido contrario
del camino apareció otro, donde viajaban el Comandante Raúl Castro y
Vilma Espín. A una señal del Jefe del Segundo Frente, nuestro chofer
detuvo el vehículo y comenzó a conversar con ambas personas y Vilma
hizo un aparte y comentaba que estuviera atento sobre las
transmisiones de una planta, desde donde Hubert Matos emitía
mensajes especialmente para Santiago de Cuba, lo cual dio lugar a
cierta suspicacia, porque se conocía de una carta circulada entre
los maestros, dando a conocer su presencia en una de las trincheras
del Ejército Rebelde que rodeaban la ciudad. Durante el trayecto y
por los comentarios que hacían los dos compañeros, comprendí que
eran pilotos y me hice la idea que alguna misión tendrían en las
próximas acciones.
Entre el 25 y el 31 de diciembre los cuarteles caían unos detrás
de los otros; toda la mitad de la Isla ardía en guerra contra la
tiranía batistiana y al paso de la Columna del Comandante Fidel
Castro solamente resistía la guarnición de Maffo, que rindió armas
el 30. La ciudad de Palma Soriano cayó el 28 y prácticamente la de
Santa Clara el 31.
El 28 de diciembre Fidel recibió en el Central Oriente al General
Eulogio Cantillo en gestión parlamentaria, obedeciendo a un
movimiento de militares honestos contra Batista, pero Cantillo
traicionó lo acordado. El Comandante en Jefe le recomendó que no
fuera a La Habana y el general batistiano insiste en ir y se
compromete a tres cosas: no ponerse en contacto con la embajada
norteamericana, no permitir un golpe de Estado e impedir que el
tirano Batista huya. Hizo las tres cosas que se había comprometido a
no hacer¼
El 1ro. de Enero de 1959, en la madrugada, se produjo la huida
del tirano y de los más connotados criminales. El Comandante en Jefe
se dispuso a marchar desde el Central América, hacia Palma Soriano.
En Santiago de Cuba, a las 10 horas de la mañana, la dirección
del M-26-7 se concentró en la casa de la familia Ruiz Bravo, situada
en la calle de Santo Tomás esquina a Trinidad, donde se tomaron
decisiones inmediatas ante la posibilidad del desbordamiento
esperado en virtud de siete años de atropellos y asesinatos, y
también para prever desmanes por elementos aprovechados y en un
documento redactado y firmado por los compañeros Luis Gálvez y
Fulvio Almenares (fallecido) se orientó que cada familia se
recogiera en sus casas y se prohibió la venta de bebidas, con la
recomendación de cerrar los establecimientos donde la expendían;
guardar ecuanimidad y esperar las palabras del Jefe de la
Revolución.
Raúl
ultima con el coronel rego Rubido la rendición incondicional de la
fortaleza del Moncada.
Esta nota, en nombre del M-26-7, se hizo llegar a la CMKC, el
comunicado salió a las 12:00 horas. Otros acuerdos fueron tomados en
el sentido de ir al encuentro de Fidel Castro o de Carlos Chain, que
desde el 15 de diciembre formaba parte de las fuerzas del Ejército
Rebelde, así como, Reinaldo Irsula (Rey), que ocupaba la jefatura de
Acción y Sabotajes del M-26-7 de Santiago de Cuba.
Poco después, Fidel Castro habló por Radio Rebelde desde Palma
Soriano alertando en su alocución sobre la patraña que se maquinaba
en la Capital detrás del golpe de estado. Convocó a la Huelga
General Revolucionaria y dio instrucciones a los mandos rebeldes, y,
para Santiago de Cuba mantenerla paralizada, para facilitar las
operaciones militares al combatir por la Ciudad. Las palabras de
Fidel dieron lugar a que los miembros de la dirección del M-26-7,
esta vez contando con la presencia de una comisión de la Sección
Obrera, volvieran al intercambio de impresiones. Los puntos tomados
en consideración, en lo fundamental, para paralizar la ciudad y en
función de la huelga tomar los talleres de los periódicos. El
compañero Noel Pérez, con similar sentido, desde la CMKC, en
comunicación directa con Radio Rebelde, también coordinaba con
locutores y demás trabajadores de emisoras radiales de la ciudad.
Por su parte el Jefe de la Sección de Propaganda planteó la
necesidad de cumplir la misión de tomar los periódicos y a las 4 de
la tarde se decidió lo acordado y con varios miembros del grupo se
hizo un recorrido. El Periódico Libertad de Rolando Masferrer había
sido destruido. En Prensa Universal los propietarios estaban
ausentes, pero los trabajadores tomaron el taller y esperaban
orientaciones. En el Diario de Cuba los trabajadores habían
paralizado y ocupado el taller, pero los dueños se disponían a sacar
el periódico. El planteamiento argumentado para la ocupación por el
M-26-7 fue aceptado, pero resistidos a abandonar las oficinas de la
dirección y la administración, y cedieron ante las posibilidades
existentes del enfrentamiento militar y que el Centro de la
Propaganda radicaría en esa sede de la calle Corona, entre Enramadas
y Aguilera.
Serían las 17:00 horas cuando entramos en el Diario de Cuba
cumpliendo la misión recibida. En esta operación participaron
Alcibíades Poveda, Julio Quiala, Oscar Páez y las compañeras Nilecta
Castellanos, Nelsa González (fallecida), Lourdes Solé. Más tarde se
incorporaría Wilfredo Alonso (fallecido) y el resto del grupo de la
propaganda.
Mientras, pasadas las 15:00 horas en el Alto de Villalón, lugar
de las inmediaciones de El Caney, Fidel Castro (quien personalmente
dirigiría el ataque a Santiago de Cuba) estaba acompañado del Estado
Mayor que intervendría en la acción: los Comandantes Juan Almeida,
René de los Santos, Hubert Matos (traidor), el Comandante Raúl
Castro y la compañera Vilma Espín. Allí llegó el Coronel Rego Rubido,
que había sustituido al General Cantillo como Jefe del Regimiento
cuando este se ausentó para consumar su papel en el plan, más bien
dirigido por el Pentágono, visto el hecho a la luz del tiempo
transcurrido.
Rego Rubido fue al encuentro motivado por el planteamiento del
Jefe revolucionario, que sustentaba la entrada pacífica del Ejército
Rebelde a Santiago de Cuba o por el contrario llevar a cabo el
ataque. El acuerdo quedó concretado con parlamentar la entrega de la
fortaleza militar previa conversación en El Escandel con la
oficialidad del Regimiento, para lo cual se trasladó al Cuartel
Moncada el Comandante Raúl Castro acompañado del Coronel Rego Rubido.
A las 18:00 horas llegaron y el Comandante Raúl Castro habló a la
oficialidad sobre la importancia de la reunión que sostendrían con
Fidel y lo inútil de ofrecer resistencia en tales circunstancias, a
lo cual accedieron. Raúl antes de abandonar el Moncada destruyó los
retratos de Batista y Rego Rubido, a instancias de Raúl, el de
Tabernilla, que se encontraban en la oficina de la Jefatura del
Regimiento. En el Polígono, el Jefe del Segundo Frente volvió a
hablar ante la tropa y ellos respaldaron lo expuesto en la
explicación sobre el desenvolvimiento de los acontecimientos y la
actitud asumida por los oficiales.
A las 20:00 horas en El Escandel, el Comandante en Jefe habló
sobre la traición del General Cantillo y las gestiones posteriores
exhortándoles a no continuar derramando sangre inútilmente. Ellos
aceptaron y se puntualizó la entrada del Ejército Rebelde a Santiago
de Cuba.
Todavía la impresión reinante era que el Ejército Rebelde
entraría en la Ciudad, pero no sabíamos de las conversaciones y
cabía la posibilidad de que el Ejército Batistiano se atrincherara
en el Moncada y pudiera desencadenarse la lucha por la toma del
bastión enemigo, donde los criminales presionarían para evitar la
rendición.
Las condiciones imperantes eran propicias para ejecutar el
propósito de poner al servicio de la Revolución los órganos de
prensa radial y escrita de aquellos que habían colaborado con la
tiranía. No obstante las calles vacías de esbirros, algunos carros
patrulleros con soldados y policías, deambulaban despacio y
conservadoramente, porque también los barbudos ya se encontraban con
el pueblo por las zonas de Martí, San Pedrito y en los balcones
colgaban banderas cubanas y rojinegras.
En el "Diario de Cuba" preparamos condiciones para tirar una
edición especial de SIERRA MAESTRA, denominación con la cual
publicábamos el boletín clandestino en formato de pequeño tabloide
que circulaba, desde octubre de 1958, pero que tuvo su apertura en
diciembre de 1956 bajo el nombre de Boletín del 26 de Julio.
A las 22:00 horas entró el Ejército Rebelde en Santiago de Cuba y
Fidel llegó a la CMKC a las 23 y 30 con la comitiva que le
acompañaba, incluido Manuel Urrutia, quien sería nombrado Presidente
de la República. Alrededor de esa hora llegó Carlos Franqui
(traidor) al periódico imponiendo autoridad alegando condición de
Responsable Nacional de la Propaganda, que fue muy discutida, porque
la misión obedecía a orientaciones del Mando Rebelde y acompañado de
otros compañeros, que fortalecían sus argumentos llevó a cabo el
cambio del emplane montado por el de Revolución, nombre con el cual
fue editado en Santiago de Cuba hasta el 15 de enero de 1959.
Posteriormente, Fidel se retiró de la CMKC, después de convocar a
través de esos micrófonos al acto previsto y entre la multitud que
le vitoreaba arribó al parque Céspedes, para desde el balcón del
Ayuntamiento, dirigirle la palabra al pueblo allí concentrado, que
se mantuvo a pie firme. Cuando terminó, los claros del alba habían
quebrado la oscuridad de la noche y surgía de la penumbra un nuevo
amanecer histórico. |