QUÉBEC,
Canadá, 15 de diciembre.— Dentro de apenas unos pocos veranos el mar
Ártico perderá la cubierta helada que lo protege desde hace un
millón de años, un escenario que no estaba previsto hasta dentro de
50 a 70 años en el peor de los casos, según expertos.
"Las cosas están ocurriendo mucho más rápidamente en el Ártico.
Pienso que quedará sin hielo en verano para 2015", advirtió David
Barber, climatólogo de la canadiense Universidad de Manitoba,
especializado en temas del Ártico.
"Una
pérdida tan drástica de hielo afectará a todos en el planeta", dijo
a IPS Barber, quien pasó buena parte del último invierno boreal en
el mar Ártico a bordo del rompehielos canadiense Amundsen, liderando
un proyecto de investigación que insumió 40 millones de dólares.
Los científicos esperaban que el Amundsen quedara atrapado en los
hielos por muchos meses durante el duro invierno del Ártico, cuando
no hay luz de sol y las temperaturas caen hasta 50 grados bajo cero.
Sin embargo, el buque permaneció en movimiento mientras la capa de
hielo, normalmente impenetrable, se presentaba delgada y débil.
"El mar retuvo mucho calor desde el verano (boreal) del 2007,
cuando el hielo alcanzó su récord mínimo", explicó Barber.
Ese calor adicional retrasó dos meses la formación de hielo
invernal en algunos lugares. También causó más tormentas, vientos y
mucha más nieve.
Todo esto supone condiciones enteramente nuevas para la región,
indicó Barber, señalando que la nieve adicional actúa como aislante,
manteniendo el hielo más cálido, lo cual le impide volverse más
grueso.
Y si la capa de hielo es delgada en invierno, entonces se
derretirá más rápidamente y sobre un área más grande en verano,
dejando más agua expuesta al calor del sol, en lo que se llama
"bucles de retroalimentación positiva".
En mayo pasado este fenómeno se verificó por muchas más semanas
de lo normal, exponiendo el agua fría al calor del sol más temprano
que nunca, afirmó Barber.
En el verano del 2007, la cobertura polar perdió entre 30 y 40%
de su hielo, lo cual equivale a 2,6 millones de kilómetros cuadrados
menos de hielo que el mínimo promedio en verano.
La pérdida de hielo en el verano de este año no desafió los
registros de 2007, pero de todos modos fue mucho menor que el
promedio. Los científicos creen que el hielo remanente fue más
delgado que lo normal, estableciendo el escenario para otro
importante derretimiento en el 2009.
El hielo dominó el Ártico durante mucho tiempo, pero eso está
cambiando con la apertura de áreas oceánicas que nunca fueron
expuestas a la luz solar, dijo Kevin Arrigo, biólogo marino de la
estadounidense Universidad de Stanford.
La luz del sol es sinónimo de vida, y Arrigo y sus colegas han
medido un asombroso aumento del 300% en el crecimiento de
fitoplancton en algunas partes del mar Ártico.
"Hubo un gran cambio en el ciclo de carbono, aunque la mayoría
pensaba que el sistema del Ártico era demasiado limitado en materia
de nutrientes", expresó Arrigo a Barber y a los demás participantes
de la conferencia internacional Arctic Change (Cambio del Ártico),
que se realizó del 9 al 12 de este mes en la sudoriental ciudad
canadiense de Québec.
El fitoplancton son plantas microscópicas verdes que operan en
los 100 a 200 metros superiores del océano y que necesitan
nutrientes como fósforo, nitrógeno, hierro y silicio en la
superficie. Ahora resulta que todo lo que el Ártico necesitaba era
más luz solar para convertirse en un mar más productivo.
Este sistema de plantas también elimina grandes cantidades de
carbono de la parte superior del océano. Arrigo estima que las
mayores cantidades de estas formaciones pueden sacar anualmente 14
gigatoneladas de carbono adicional del Ártico.
"Si la tendencia se mantiene, veremos cambios enormes en el
ecosistema del Ártico", dijo. Será de poco beneficio en cuanto a
reducir los niveles de carbono atmosférico, dado que es menos del 1%
de las emisiones anuales derivadas de la quema de combustibles
fósiles.
Los efectos de que el verano esté calentando grandes partes del
mar Ártico, otrora permanentemente congelado, se sienten incluso 1
500 kilómetros tierra adentro, según un estudio encabezado por David
Lawrence en el Centro Nacional para las Investigaciones Atmosféricas
en Boulder, en el central estado estadounidense de Colorado.
Usando modelos informáticos, los científicos hallaron que la
rápida pérdida de hielo en verano mostraba un aceleramiento 3,5
veces superior en las temperaturas de la superficie terrestre en el
Ártico occidental, probablemente disparando una rápida degradación
del permafrost.
El permafrost consiste en turberas permanentemente congeladas que
cubren buena parte de las áreas septentrionales de Canadá, Alaska y
Rusia, y contiene más del doble del carbono que hay actualmente en
la atmósfera, según un estudio publicado en septiembre por Ted
Schuur, ecólogo de la estadounidense Universidad de Florida.
La quema de combustibles fósiles contribuye con alrededor de 8
500 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, pero el
permafrost retiene más de 1,67 billones de toneladas. "Es más grande
de lo que pensábamos", dijo Schuur en un comunicado de prensa.
Este experto calcula que, al descongelarse, el permafrost podría
agregar entre 800 millones y 1 100 millones de toneladas por año en
el futuro, casi tanto como actualmente agrega la deforestación. De
modo ominoso, el carbono procedente del derretimiento del permafrost
no está incluido en los modelos climáticos.
Ahora hay una red de especialistas del Ártico que hacen un
seguimiento cuidadoso de las temperaturas del permafrost, gracias al
esfuerzo de investigación del llamado Año Polar Internacional
(2007-2008), dijo en el foro Nikolay Shiklomanov, de la
estadounidense Universidad de Delaware.
Cientos de agujeros son perforados en las regiones cubiertas por
permafrost y en algunas se instalará equipamiento para medir la
temperatura, lo que proporcionará una avalancha de datos.
Desafortunadamente, en países como Canadá hay pocos datos
históricos, y tampoco hubo muchas estaciones de medición.
La información procedente de Alaska y de Siberia data de hace más
de 20 años, y ambas han hallado grandes aumentos de temperatura en
las partes meridionales de sus respectivas regiones de permafrost. Y
el calentamiento fue medido a 30 o 40 kilómetros de profundidad,
dijo Shiklomanov.
Es probable que el ecosistema del Ártico pase a un nuevo régimen,
opinó el oceanógrafo Paul Wassmann, de la noruega Universidad de
Tromso.
"Los datos del pasado eran indicadores poco confiables de lo que
pasaría en el futuro", enfatizó. El ecosistema del Ártico nunca
volverá a ser lo que era. Y esto es verdad para todos los
ecosistemas de la Tierra, agregó.
"La actividad humana está presionando al globo, y lo está
haciendo con más fuerza sobre el Norte", sostuvo Wassmann.
(Tomado de IPS)