Las
letras cubanas llevan consigo en este día la evocación y reverencia
a uno de los más preciados hijos de la intelectualidad británica y
mundial, el Premio Nobel de Literatura 2005 Harold Pinter, fallecido
a los 78 años de edad, como consecuencia de un padecimiento
oncológico detectado desde años atrás y al que se sobrepuso para
continuar su quehacer creador y su defensa de las causas más justas
por las cuales luchan los mejores hombres y mujeres del orbe.
Considerado uno de los dramaturgos más relevantes de estos
tiempos y escritor de gran responsabilidad ética, siempre dirigió su
mirada comprometida hacia nuestro país, tanto que en un mitin en
Londres, en 1997, enfatizó públicamente que Estados Unidos ha
ignorado las abrumadoras resoluciones de Naciones Unidas contra el
bloqueo a Cuba durante años consecutivos. "Sus acciones implican un
acto de barbarie, su indiferencia a la opinión pública es monstruosa
y su arrogancia despreciable. Exigimos del gobierno británico que
condene el bloqueo de Estados Unidos a Cuba sin reservas. Les pido a
todos que saluden la fortaleza, la determinación, la dignidad y el
arrojo del pueblo cubano."
Sus posiciones políticas respecto a la Isla lo llevaron a
suscribir la declaración La soberanía de Cuba debe ser respetada, al
tiempo que exigió la excarcelación de los Cinco Héroes.
Hijo de un sastre judío, nacido en Hackney, un barrio popular
situado al este de Londres, en 1930, estudió actuación en la Real
Escuela de Artes Dramáticas, carrera a la que unió su militancia
activa a favor de los desposeídos, en contra de la guerra en Iraq y
sobre todo frente a la política de su impulsor George Bush acerca de
la que dijera en una masiva manifestación en tierra británica: "Es
un acto de flagrante terrorismo de Estado, que demuestra total
desprecio de la idea misma del Derecho internacional, una acción
militar arbitraria inspirada por mentiras y más mentiras, y una
grosera manipulación de los medios de información y por tanto del
público".
Inscrito en el teatro del absurdo dentro de su vasta obra, se
encuentran piezas como La habitación (1957), Fiesta de
cumpleaños (1958), El portero (1959), La colección
(1962), Los enanos (1963), El amante (1963),
Regreso a casa (1965), Viejos tiempos (1971), El
silencio (1969), Paisaje (1969) El fundamento
(1978), Luz de luna (1994), Cenizas sobre cenizas
(1996) y Celebración (1999). Su huella también la dejó en la
cinematografía con los guiones de El sirviente (1963),
Accidente (1967), La mujer del teniente francés (1981),
Traición (1982), Diario de una tortuga (1985), y El
juicio de Franz Kafka 1990). Otros importantes reconocimientos
mereció, entre ellos los premios Shakespeare, Europeo de Literatura
(1973), Pirandello, David Cohen, Laurence Olivier y Moliere de
Honor.
Cuba respeta y agradece su legado.