La vigilancia revolucionaria sigue siendo una tarea
imprescindible para los CDR. Como indica el nombre de la mayor
organización de masas del país, la defensa de la Revolución, origen
y fin de los comités, es prioridad para la vida cederista. Por eso,
reunidos en su VII Congreso los delegados abordaron con sentido
crítico esta temática.
Presidida por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado
y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, la comisión sobre
Vigilancia y Combatividad Revolucionaria centró el debate en la
efectividad de la guardia.
Al respecto Machado apuntó que a veces nos esforzamos en muchas
tareas, hablamos, trabajamos, y no tenemos resultados. En el caso de
la vigilancia, dijo, podemos medir los resultados. Si no se logran
bajar los índices del delito es porque no somos efectivos, y
entonces tenemos que cambiar el método, el estilo de trabajo.
El lugar en el que ocurran los hechos es el más idóneo para el
barrio debate, para el análisis que puede prescindir de videos y
otras herramientas tecnológicas porque lo importante, afirmó, es
convencer a las personas, no solo del daño económico, por ejemplo,
del maltrato a un teléfono, sino del impacto social que genera.
"En estos momentos existe mayor nivel cultural, y por eso el
enfrentamiento debe valerse más de las ideas. La población es otra,
los valores se han deteriorado, y debemos reconocer eso porque si no
estamos claros del terreno que pisamos, perdemos la batalla".
Hay que explicarle a las personas, integrarlas a nuestra batalla,
pues cuando existe presión social el delito y las actitudes
antisociales se reducen. En eso, apuntó, hay que ser sistemáticos:
si alguien se incorpora al trabajo, no podemos conformarnos solo con
eso, debemos darle continuidad y comprobar su permanencia.
Y no tolerar que la razón para no trabajar sea el "no me gusta":
Difícilmente encontraremos para todos un puesto laboral que les
resulte placentero. Hay que pensar también en la utilidad de la
tarea y en el deber de aportarle a la Revolución, que mantiene sus
beneficios sociales sin distinción, refirió el también miembro del
Buró Político.
En cuanto al funcionamiento de la organización, Machado alertó
sobre la tendencia de querer que los dirigentes sean casi siempre
militantes del Partido, para garantizar de algún modo el
cumplimiento de sus funciones.
"Esta es una organización de masas. Lo que debemos hacer es
integrar, ocupar con tareas a los que no son del Partido. Si tenemos
en cuenta las cifras, un poco más de 800 000 personas son hoy
militantes comunistas, mientras que los CDR agrupan a más de 8
millones. La mayoría no son militantes y no podemos aspirar a que
todos los dirigentes cederistas lo sean. Las tareas no son
exclusivas para el Partido, la defensa de la Revolución es de
todos".
Durante los debates de esta comisión, Juan José Rabilero Fonseca,
coordinador nacional de los CDR, insistió, además, en la pertinencia
de la convocatoria individual. "Debemos hablar con la gente y no de
la gente. No puede suceder que estemos refiriéndonos a personas que
no hacen la guardia, cuando no hemos sido capaces de hablar
primeramente con ellas y convencerlas".
El miembro del Consejo de Estado se refirió igualmente a la
necesidad de elevar el enfrentamiento a los delitos, a partir de una
guardia efectiva. Sobre ese particular, el delegado de Ciudad de la
Habana, Henry Pérez, hizo un llamado a ser más sistemáticos y menos
burocráticos.
Al decir del capitalino, nos hemos ido relajando en nuestra
actitud cotidiana. Si los 8 millones de cederistas nos proponemos
realmente acabar con las ilegalidades, se acaban. Pero eso hay que
hacerlo, dijo el delegado, sin tanto burocratismo: el papel, la
reunión, el dúo del Partido, todo eso soy yo; nadie sustituye el
accionar cotidiano de una persona, y en ese día a día nos falta el
regaño oportuno, la prevención.
En los debates que versaron sobre la vigilancia y la prevención
del delito, organismos como ETECSA y la Policía expusieron datos que
evidencian la disminución de hechos vandálicos y delitos.